A million ways to die in the west

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Desparejas maneras de morir en el Lejano Oeste

Hay muchas maneras de morir en el Lejano Oeste, como sabe cualquiera que haya visto un par de westerns. En la ultima comedia de Seth MacFarlane (autor de la serie "Family Guy" y de la exitosa comedia con el osito de peluche marihuanero "Teddy") hay algunas realmente ingeniosas y divertidas. Lamentablemente, no hay mucho más.

Se podria definir "A millions ways to die in the West" como una especie de versión moderna de "Locura en el Oeste" de Mel Brooks, comparación que cae de madura dado que en realidad no hay muchos westerns jugados en tono de comedia. Aquí la mayor originalidad de MacFarlane es hacer que sus personajes incluyendo, o mejor dicho, sobre todo, el suyo, un criador de ovejas, es decir no precisamente la profesión más respetada en el Oeste- hablen con modismos modernos expresando conflictos contemporáneos, truco que se agota rápidamente una vez planteada la premisa argumental.

Básicamente, la trama consiste en los intentos del protagonista por reconquistar a su novia que lo dejó por alguien con más poder adquisitivo, el dueño de la "bigotería" del pueblo, para lo que intenta darle celos con una recién llegada, sin saber que la bella joven es la esposa del peor bandido de la región.

Hay chistes fuertes tanto en lo sexual como en lo escatológico, y también algunos hallazgos en incorrección política relativa a los afroamericanos y los pieles rojas, que desafortunadamente demoran mucho en aparecer, ya que su irrupción es de lo mejor del film.

Algunos apuntes típicos del género, como las locaciones y la música, ayudan a disfrutar un conjunto que más que hacer reír lo que a veces logra cuando los gags son realmente eficaces-, permite una sonrisa constante, algo que teniendo en cuenta el talento involucrado deja sabor a poco.

MacFarlane se guarda demasiadas escenas actuadas por él mismo y descuida a otros actores, como por ejemplo a Giovanni Ribisi que tiene un muy buen personaje. Y sí le saca el jugo a los malos, sobre todo al increíble Neil Patrick Harris, como el fetichista amante de su propio mostacho, lo que da lugar a un delirante número musical sobre la importancia del bigote. Su película es muy despareja, pero sin duda cuando la pasen por cable asombrará al público que se enfrente con guarradas generalmente ajenas al Far West.