A la sombra de las mujeres

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Una gran actriz y un gran fotógrafo; el resto, aburre

Una mujer quiere a un tipo sin mayores méritos y lo respalda como "una sombra que lo empuja al estrellato", según dice un comentarista en off. El tipo se engancha con una flaca que le sonríe, y que luego le va con un cuento respecto de la mujer que lo quiere. Y el fulano que no vale nada descubre su costado más necio. ¿Se pueden curar las heridas del amor? ¿Podrán convivir después, como si nada, o como si no hubiera nada mejor? Básicamente, ésa es la historia que nos cuenta Philippe Garrel, dejando las respuestas a nuestro cargo. Como para equilibrar los tantos (lo que no ocurre), el guión está escrito por dos hombres y dos mujeres. La verdad, pudo ser más agudo. Pero la película tiene dos buenos pilares: la actriz y el director de fotografía.

Clotilde Courau sonríe abiertamente enamorada, y toda la cara se le ilumina y el mundo es hermoso, al menos para ella. Clotilde Courau se decepciona, y todo su rostro y su cuerpo se desploma, se enerva, se carga de bronca y de hastío. No es sólo aquello que dice. Es ella entera aunque no diga nada. Y el veterano Renato Berta, que trabajó con Alain Tanner, Daniel Schmid, Chéreau, Rohmer, Rivette, Malle, Berri, Resnais, Manoel de Oliveira, Mario Martone (recuérdese "Leopardi, el joven fabuloso"), asume un trabajo en blanco y negro a la manera de los tempranos 60 que transitó la Nouvelle Vague, y lo hace de tal modo que la película parece realmente de los 60.

Bueno, a esa impresión también contribuyen la puesta, el tema, las locaciones, la levedad general, y hasta algunos aparatos de uso cotidiano colocados ex profeso. El director Philippe Garrel ama esas cosas, y unos cuantos críticos y espectadores lo aman, haga lo que haga. Los demás pueden apreciarlo, porque tiene sus méritos, o aburrirse aunque la película dure apenas 73 minutos. Ese es nuestro caso.

Dos datos al margen: el lugar donde el infiel conoce a la flaca es el Fort St. Cyr, actual depósito de la Cinemateca Francesa. Y el documental que ve con la rubia en una moviola es "La Liberation de Paris", rodado en agosto de 1944, al calor de la lucha, con libreto de Pierre Bost, noble miembro de la Resistencia y guionista de peso, al que los de la Nouvelle Vague odiaban sin remedio, y enseñaron a odiar sin razón.