911 Llamada mortal

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Lo que Berry no salvó

En la filmografía de Halle Berry aparecen "las de cal, y las de arena". La actriz que fue oscarizada en 2001 por su trabajo en Cambio de vida , ya había trabajado, para entonces, a las órdenes de renombrados directores de Hollywood, aunque no siempre con la misma suerte. Y así continuó, con muy poco a la altura del antecedente de la estatuilla dorada más ansiada del cine, más allá de que su presencia no pase inadvertida.
Cierto es que nadie olvida su actuación, junto a Pierce Brosnan, como la chica Bond ideal, ésa que homenajeó a Raquel Welch saliendo del mar con su bikini naranja; o su silueta curvilínea enfundada en el traje negro de Gatúbela, para una cinta que no le hizo honor ni a la protagonista ni al personaje.
El 8 de abril pasado, Berry pisó por primera vez la Argentina para presentar su última labor en cine, 911, llamada mortal , en las salas Hoyts de Unicenter, en Buenos Aires. Con su incipiente pancita de tres meses de embarazo, el porte de una estrella y una asombrosa sencillez, la morena le dio glamour a la premier de la película de Brad Anderson.
No obstante, el encantamiento no logró tapar lo que desde entonces se vería en pantalla --ahora en las bahienses--: ni la figura ni sus artes logran, por sí mismas, levantar una película que se agota en sus intenciones.
Berry interpreta en este relato a Jordan, una experimentada operadora del servicio de emergencia 911, "una mujer fuerte, poderosa, inteligente", según la propia actriz describió. El aplomo y la experiencia de Jordan se ven superados cuando una muchachita pide ayuda ante la presencia de un intruso en su domicilio, pero el auxilio no llega a tiempo para impedir la tragedia.
Devastada, es retirada a la función de instruir a nuevos operadores. Y en ésas está cuando otro S.O.S la moviliza. La interlocutora es Casey (Abigail Breslin), una adolescente secuestrada en un shopping y encerrada en el baúl de un automóvil en movimiento. Desde allí, la chica entra en comunicación y Jordan comprende que está en sus manos salvarla de la muerte, sin importar los medios.
Si la intención de la película es mantener el timing para que el público no se levante de la butaca, lo logra. La narración crispada y con escenas que simulan filmaciones en directo le dan al relato la sensación de inmediatez, mientras que el vínculo entre Jordan y Casey alcanza el grado de inquietud que implica la calificación de género.
Pero lo dicho: ninguno de esos elementos --siquiera el packaging de presentación del filme con la compañía de los actores-- logra disimular la pobreza de la dirección sobre un guión que podría haber explotado mucho mejor los potenciales de los temas con los que coquetea.
Lo que en principio se propone como una historia interesante, termina arrasada por giros hacia golpes de efecto, y resoluciones simplistas y demasiado conocidas en el cine de suspenso y acción más remanido.