8 apellidos vascos

Crítica de Samantha Schuster - Toma 5

Siempre se dice que es mucho más difícil hace reír que hacer llorar. Y eso es verdad. Los dramas pueden ser más o menos buenos, pero si una comedia no te causa gracia, perdió todo su sentido. Es por eso que cuando aparece una película con las características de “Ocho Apellidos Vascos” se le otorga un gran valor.
El film español, dirigido por Emilio Martínez-Lázaro y protagonizado por Dani Rovira y Clara Lago, cuenta la historia de Rafa, un sevillano, y Amaia, una vasca, que tras un encuentro en un bar tendrán un flechazo (o al menos uno de ellos). Rafa irá a buscar a Amaia al País Vasco para conquistarla, pero las cosas se complicarán cuando Koldo, el padre de Amaia, se aparece con el objetivo de reanudar la relación con su hija.
“Ocho Apellidos Vascos” se enmarca dentro de una comedia romántica y cumple tanto con la parte de comedia como con el romanticismo. Pero además, si bien la base de la historia es la relación entre Rafa y Amaia, existe un trasfondo político muy interesante y que únicamente con el tono de la comedia puede resultar. Tenemos chistes sobre vascos y andaluces por doquier, que aún sin conocer mucho acerca de la historia española, nos causan mucha gracia. Y si se está más informando, seguramente se aprovechará todavía más las alusiones a sus costumbres y contexto.
Martínez-Lázaro hace una crítica incisiva en este sentido, pero desde una gran altura y humor, elementos que provocaron que “Ocho Apellidos Vascos” se convirtiera en la película más taquillera de la historia española.
Pero dejando de lado la nacionalidad, será del agrado de personas de cualquier país, porque el guión es muy completo, la historia cierra perfectamente, tiene personajes muy bien armados y correctamente interpretados por Rovira y Lago (quienes hacen un maravilloso trabajo, sobre todo Rovira que no tiene experiencia en el cine, pero sí en la comedia), como también por los actores de reparto Karra Elejalde y Carmen Machi, y los chistes no caen en un cliché. Asimismo, cada personaje, aunque tenga el papel más pequeño, está elaborado a la perfección, generando risa en todo momento.
Probablemente sí se muestren los estereotipos de vascos y andaluces, como mencionar la forma en que se ven los vascos o las siestas y la gomina de los andaluces; pero eso está utilizado con el objetivo de llevar al extremo una situación para hacer reír; cosa que logran íntegramente.
La ambientación en general es bastante austera y no se necesitó de mucho para la realización de la película. Pero nos acerca lindos paisajes de ambos lugares. La música, por su parte, a cargo de Fernando Velázquez, acompaña a la perfección a la historia, proporcionándonos una alegría característica del film.
En síntesis, “Ocho Apellidos Vascos” es una película que, independientemente de su trasfondo político que podamos entender de una mayor o menor forma, nos brindará una alegría y una gran diversión de principio a fin entre tanto drama cinematográfico. Con buenas actuaciones, lindos paisajes y música pegadiza, tendremos un momento de entretenimiento sano y saldremos del cine con una sonrisa.

Samantha Schuster