8 apellidos vascos

Crítica de Gastón Navarro - El Lado G

Tras un año de espera, Ocho Apellidos Vascos, una de las películas más aclamadas de toda España y ganadora de varios premios GOYA llega a la Argentina. La comedia romántica del director Emilio Martínez-Lázaro sin hacer mucho ruido para el público argentino en común se estrena en varios cines del país y es una realidad que se encontrarán con una grata sorpresa para distender y disfrutar de algo diferente a los blockbusters del invierno.

El punto más fuerte del film es una verdadera gran dupla que supo llevar una buena comedia de la mano de una buena historia. Lo hicieron posible Dani Rovira, conocido en España por su show de Stand-Up en “El Club de la Comedia” en el papel de Rafa, un pibe de Sevilla y la hermosa Clara Lago como la chica difícil de conquistar, misteriosa y bella, Amaia, una joven Vasca.

Tras una noche especial, Rafa, un sevillano de toda la vida que nunca tuvo la necesidad de salir de su Andalucía natal decide abandonar la ciudad para ir en una busca de una mujer hermosa (Amaia) con la que no pudo tener la mejor de las suertes en su primer encuentro pero que fue suficiente para que nazca la idea de buscar al posible amor de su vida.

Pese a las advertencias de sus amigos, Rafa enfunde su viaje hacía el País Vasco, un terreno peligroso para un Sevillano. Adaptarse en tal cultura no resulta nada fácil para Rafa, de hecho tuvo problemas con todas las personas que visitó en ese lugar, lo que supo sacarlo de varios apuros fueron ocho apellidos vascos.

Con un estilo similar al de José María Listorti pero mejorado y a la española, sumado a los dotes actorales, Dani Riveira ofrece altos voltajes de risas, mientras que lo de Clara Lago en su papel de chica complicada que además de aguantar al inesperado visitante de Sevilla, recibe otra peor inesperada visita, la de su padre.

Karra Elejalde encarna a este tipo complicado, una especina en la vida de Amaia. Marinero y ausente en todo momento, llega de sorpresa por la boda de su hija. Lo que no sabía su padre es que la misma fue plantada y la boda no se iba a concretar. ¿Pero cómo tuvo que pilotear la situación? Convecer al sevillano para ser su esposo hasta que su padre pegue la vuelta. ¿Aceptaría?

El enredo y el papel de vasco que tiene que interpretar Rafa transcurren en paralelo a varias situaciones desopilantes del resto del cast.

Entre tanto engaño y mentira pero que da mucha risa, las actuaciones forzadas se van y el amor empieza a su jugar su rol importante en una película más de las que comienzan como comedia y que terminan siendo una película romántica con un leve tono gracioso.

Sin embargo, Ocho Apellidos Vascos, que ya prepara su secuela en España, podrá tener buena taquilla si el público busca algo diferente o desea ver una película en pareja o simplemente quieren ir a reírse un rato y disfrutar entre amigos.