8 apellidos catalanes

Crítica de Laura Petroff - El Lado G

Un año después de la primera entrega llega la secuela que, agregando a unos cuantos personajes y situaciones, promete tantas risas como la anterior.

El conflicto entre el País Vasco y España, siendo algo tan lejano a la Argentina, se mantiene desconocido o fuera del interés general. Más allá de las colectividades vascas en el país (al menos un 10% de la población es descendiente), los hechos que durante siglos definieron a su comunidad no son conocidos por todo el mundo. Esto puede hacer difícil la comprensión de una película como 8 Apellidos Vascos (2014) u 8 Apellidos Catalanes (2015). La pugna, al mismo tiempo, entre España y Cataluña, terminó estando más en boca de la gente por el acercamiento que el fútbol generó. Sólo si se tiene una idea de estas dos relaciones, se pueden entender a fondo los intríngulis amorosos que estas películas muestran. Si no, los chistes típicos de comedia romántica serán suficiente.

El casamiento al final de 8 Apellidos Vascos no dio resultado. Antes de darle a Amaia, una chica vasca, el sí, Rafa huyó despavorido hacia la vida de soltero que tan bien conoce, en Sevilla. Su tranquilidad termina cuando Koldo, el papá de Amaia, vuelve para contarle que ella se casará el fin de semana con un catalán llamado Pau. Juntos viajarán a Cataluña y conocerán a la futura suegra y la wedding planner, mientras Rafa, arrepentido, intenta recuperar el amor de Amaia.

El reparto se mantiene desde la película anterior, con un par de nuevos integrantes. Se sumaron Berto Romero, que interpreta a Pau y Rosa María Sardà en el papel de Roser, su madre, y volvieron a participar Dani Rovira como Rafa, Clara Lago interpretando a Amaia, Karra Elejalde como Koldo y Carmen Machi en el papel de Merche. La dirección estuvo a cargo de Emiliano Martínez-Lázaro, conocido por su trabajo en El Otro Lado de la Cama (2002) y que recibió un Oso de Oro por Las Palabras de Max (1978). Sus guionistas son los mismos que participaron en 8 Apellidos Vascos (2014), Borja Cobeaga y Diego San José, conocidos en Argentina por escribir y dirigir Pagafantas (2009), película española en la que Sabrina Garciarena es protagonista.

Las disputas entre familias en la narración son más viejas que Romeo y Julieta (siglo XV) y la figura de los star-crossed lovers (amantes desdichados, cada uno es de un mundo distinto) se repitió hasta el hartazgo. Titanic (1997), The Notebook (2004), Pocahontas (1995), The Curious Case of Benjamin Button (2008), entre muchos otros. Es por esto que cuando un autor tiene la chance de no usar estas herramientas y las usa igual, se siente como un desperdicio.
8 Apellidos Vascos se apoya fuertemente en estos clichés (el amor complicado entre una vasca y un sevillano), pero en la secuela solamente se los usa con fines cómicos. La presencia de la suegra, toda la familia conviviendo en una misma casa antes de la boda, etc. son otros clichés en los que sí cae, pero es cierto que son parte del caldo primigenio de la comedia romántica. Porque no es más que eso.