65: al borde de la extinción

Crítica de Daniel Núñez - A Sala Llena

En 65, Adam Driver es un explorador intergaláctico que visita la Tierra 65 millones de años atrás, cuando el planeta estaba repleto de bestias prehistóricas y salvajes. La nave en la que viajaba se estrella estrepitosamente y queda varado en un paraje inhóspito y hostil, acechado por todo tipo de criaturas. La sorpresiva aparición de una niña que viajaba con su familia en otra nave y sufrió la misma suerte transforman un simple relato de aventuras, supervivencia y escape en un drama psicológico sobre un hombre intentando hallar la redención, ya que perdió a su hija años atrás debido a una terrible enfermedad.

Producida por Sam Raimi (Evil Dead, la trilogía de Spider-Man con Tobey Maguire, Darkman) 65 es una película fallida, que intenta tomar el típico relato dramático de redención y hallar en ello profundidad psicológica, pero sin demostrar demasiada emoción por dicho arco. Menos que menos si la película tiene el tufillo de los relatos de evasión a pura aventura y acción clase B, donde los protagonistas deben sortear todo tipo de peligros y dirigiese del punto A al punto B. En ambos tramos (la raíz de género y el drama psicológico) la película nunca despega del todo y siempre se queda a mitad de lo que promete: el relato de aventuras no llega a ser espectacular y por momentos se torna repetitivo, y la construcción dramática no llega a emocionar del todo ni menos a consolidar su materialidad simbólica con el recurso de la niña a la que hay que proteger. Algo que James Cameron logró hacer a la perfección en Aliens: el regreso, una de sus tantas obras maestras.

65, a pesar de esas fallas, no aburre. Hay un par de ideas interesantes, como el aparato que proyecta imágenes y genera todo tipo de situaciones dramáticas (dramática en el sentido total de la palabra, en las que podemos incluir simetrías para nada mal ejecutadas), así como no haberse tomado tan en serio la trama y volverla un relato más solemne y en consecuencia, insoportable. El tono es, al menos, adecuado, así como la ausencia de cincuenta chistes por minuto; un mal del cine de nuestros tiempos. Pero, lamentablemente parece demasiado una película genérica que podemos enganchar en el cable un sábado a la tarde mientras hacemos zapping: luce un aspecto lineal, sin clímax ni suspenso bien dosificados que arranquen un mínimo de interés y emoción en el espectador menos pretencioso, de corazón y entregado a la acción. No se le pedía mucho, pero no resultó. Una lástima.