65: al borde de la extinción

Crítica de Alan Prince - CineFreaks

Planeta Dino.

Después de El planeta de los simios, Jurassic Park, Oblivion: el tiempo del olvido o Después de la tierra, tenemos ahora 65: Al borde la extinción que drena elementos de algunos de los filmes mencionados.

Adam Driver interpreta a Mills, un astronauta que se embarca a una misión interplanetaria con el fin de ganar algo de dinero y poder pagar las medicinas de su hija, quien padece una extraña enfermedad.

Lamentablemente la misión falla y Mills cae a un planeta inhóspito, pero pronto descubre que no está solo. Khoa (interpretada por Ariana Greenblatt, quien había sido Gamora de niña en el UCM) es una joven que estaba en busca de sus padres.

Mills y Khoa van estableciendo una relación símil padre e hija, una historia de supervivencia donde el objetivo es volver a casa.

Pero el planeta no es tan inhóspito ni desconocido, ya que nuestro protagonista se estrelló en la Tierra hace 65 millones de años, en el período Cretácico, y sí… tenemos dinosaurios.

Contar con Sam Raimi en la producción es un acierto, un tipo que sabe cómo generar miedo sin mostrar demasiado. Lo bueno de este breve filme (ni llega a las 2 horas) es que, si bien tenemos dinosaurios, no es necesario verlos a toda hora. Esto no es Jurassic Park.

El filme se encarga de meter al espectador en aquella atmósfera donde todo puede pasar, los dinos están (en dosis justa) pero también aparecen cuando deben, pero están y eso genera un gran suspenso en el filme.

Otro detalle que destaco es la relación paternal de Mills con Khoa, porque ambos de entrada hablan diferentes lenguas, no por ser de diferente país, sino de planeta.

Ahora si debo objetar algo, es que el final queda bastante libre a la interpretación. Cabe destacar que 65… no es una franquicia, pero si pretende serlo, una secuela no es algo que me desagrade, que dicho sea de paso tienen bastante para presentar.

En definitiva, 65: Al borde de la extinción es una propuesta disfrutable, que no me parece que sea tan terrible como la pintaron en su país de origen.

No será uno de los mejores trabajos de Adam Driver ni la mejor de la cartelera, pero es una elección que no va a defraudar.