500 días con ella

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

La producción independiente aporta un soplo de aire fresco a la comedia estadounidense

Por fin un poco de aire fresco en el cine estadounidense, difícil de encuadrar ya que como dice el narrador en off, esta no es una historia de amor, ¿Es un historia romántica?

No lo creo. Parece más una radiografía del amor como concepto. Una disección del concepto si se quiere.

Un chico conoce una chica, hasta ahí llega en lo cotidiano del genero.

El relato esta construido a partir de su propia deconstrucción, situación que parece una contradicción, pero que en realidad esta apuntando al ejercicio del espectador de erigir la historia, no el relato, situación que por los elementos que nos va entregando, resulta fácil.

Con saltos temporales, hacia delante y hacia atrás, nos van otorgando información que da forma a esta historia de una relación entre un joven ex estudiante de arquitectura devenido en falso poeta, cuyo tiempo esta dedicado a escribir tarjetas de felicidades, o felicitaciones, y una joven que lega como asistente del jefe del joven, por otro lado, estas frases clisés, son el lugar mas común del film.

La realización cumple con lo prometido por ese narrador, no vemos una historia de amor. El guión es inteligente, pues las escenas tal y como se suceden no son más que situaciones habituales en la vida de cualquier persona, diálogos del mismo orden pero que se muestran inteligentes.

Respecto de la composición de la imagen, esta es directamente proporcional al relato, no fuerza una situación, ni la sustenta, la acompaña., por eso el valor de estar trabajando con colores naturales, sin saturación.

Una estética desde la iluminación que pasa desapercibida y se pierde en la imagen misma, jugando con los planos a veces cerrados sobre los personajes, otras veces abiertos sobre los espacios, utilizando diversas profundidades de campo según el grado de dramatismo que este presentando.

Otro de los elementos constitutivos de la narración es la música, por momentos diegetica, (los personajes cantan en karaoke), otras empáticas según el momento del relato, pero nunca avasallando o forzando un discurso.

Plagada de interesantes guiños cinematográficos, entre las que se puede reconocer, “Annie Hall” (1977), “Cuando Harry conoció a Sally”(1989), o “El graduado” (1967), tal es así que, no siendo una historia de amor parecería estar sustentada en la famosa frase de Woody Allen en “Hannah y sus Hermanas” (1986): “El corazón es un musculo tan flexible….” .