500 días con ella

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

La otra cara del amor

Tom (Joseph Gordon-Levitt) quiso ser arquitecto, pero la falta de dinero lo obligó a abandonar la carrera y a ganarse la vida creando frases para todo tipo de tarjetas postales en una empresa de Los Angeles. Un día, se incorpora a la compañía Summer (Zoey Deschanel), para trabajar como asistente de su jefe. El queda deslumbrado por ella y al poco tiempo se cruzan en el ascensor, donde ella se mostrará también como fan de The Smiths (Tom está escuchando a la banda inglesa liderada por Morrissey en su i-Pod). El gran problema es que mientras él está obsesiva, perdidamente enamorado de ella, la protagonista descree por completo de la vida en pareja y prefiere sostener una relación más "amistosa".

Los 500 días del título son narrados de manera no cronológica (arranca por el 488) y, así, el relato irá y vendrá en el tiempo, mostrando los acercamientos y alejamientos, las alegrías y tristezas, los sueños y decepciones, las peleas y reconciliaciones y, en definitiva, las contradicciones que hacen de ésta una anti comedia romántica en la que conviven la música, IKEA, el karaoke y las desventuras de la Generación X, con reminiscencias del cine de Kevin Smith, de Richard Linklater y del Nick Hornby de Alta fidelidad.

Más allá de la ingeniosa estructura con constantes saltos temporales, hay situaciones inspiradas, que fluyen con gracia y sensibilidad, y otras en las que el sistema se resiente con algunas anécdotas o ciertos diálogos demasiado calculados. De todas formas, en el balance de sumas y restas, el resultado final es más que positivo. Si, además, se le agrega que la dupla Gordon-Levitt/Deschanel es irresistible, (500) días con ella termina siendo una de esas pequeñas películas para ser tenidas muy en cuenta.