4 Lonkos

Crítica de María Bertoni - Espectadores

Sebastián Díaz invitó a hablar más de cine que de Historia cuando presentó 4 Lonkos en la función de prensa previa al estreno programado para el jueves 9 de enero. Sin embargo cuesta separar los tantos ante un largometraje que expone los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la denominada Conquista del Desierto, y de paso señala omisiones, tergiversaciones e interpretaciones que los cronistas oficiales de nuestro pasado nacional instalaron y actualizaron a lo largo de 150 años.

Este documental tributario de un trabajo anterior (La muralla criolla, disponible en YouTube) visibiliza el genocidio que los pueblos originarios de la Argentina actual sufrieron a fines del siglo XIX, a manos de –en palabras de uno de los entrevistados, Marcelo Valko– «el Ejército, la Iglesia, el Capital corporizado en la Sociedad Rural y la Ciencia». De esta manera, el realizador platense desmiente la condición desértica de la Patagonia conquistada por los soldados al mando del general Julio Argentino Roca.

Lejos de avanzar sobre un desierto, Roca y sus subalternos llevaron adelante una limpieza étnica que arrasó con tumbas y cementerios; en todo caso perpetraron la desertización de un territorio poblado. En el marco de esta tesis, Díaz retoma la doble acepción del vocablo mapuche Lonko, en tanto Cabeza y Cacique, para contar la suerte que los jefes indígenas Juan Calfucurá, Mariano Rosas, Cipriano Catriel y Vicente Catrinao Pincén corrieron en vida y después de muertos. El realizador se concentra en la profanación, apropiación y exhibición de restos mortales por parte de blancos cristianos y civilizados.

El film se divide en cuatro capítulos, uno por cada cacique retratado. El testimonio de descendientes y de estudiosos consultados (además del mencionado Valko figuran los fallecidos Osvaldo Bayer y Carlos Martínez Sarasola), las animaciones de Carlos Escudero y Juan Camardella, la cita de libros y documentos históricos, imágenes de los museos de La Plata y de Bariloche, el registro de ceremonias de restitución de cráneos apropiados por los coleccionistas Francisco Pascasio Moreno y Estanislao Zeballo conforman la materia prima de este ejercicio de reconstrucción histórica.

Atentos a la invitación que Díaz hizo en la función de prensa, podemos pensar en la relación entre Cine e Historia y recordar las diferencias entre las películas con fines propagandísticos y aquéllas filmadas con rigurosidad y honestidad intelectual. Sin dudas 4 Lonkos integra el segundo grupo.

Una prueba de rigor radica en la decisión autoral de filmar a Martínez Sarasola, a Valko y a la investigadora del CONICET Claudia Salomon Tarquini mientras leen pasajes de libros escritos por los mencionados Perito Moreno y Zeballos, y por Lucio Mansilla. De esta manera, el documentalista permite que el espectador conozca o recuerde apreciaciones de protagonistas directos de la proclamada –y aquí cuestionada– conquista.

En este punto cabe destacar que Escudero y Camardella se basaron en textos del mismo Zeballos a la hora de producir las animaciones que recrean la violación de las tumbas sagradas de Calfucurá y de Mariano Rosas. Con este nivel de atención a las fuentes trabajó Díaz.

Apenas comienza la película, el realizador explicita la perspectiva que le imprime al análisis de documentos oficiales y de testimonios transmitidos entre generaciones. Además de los textos y de los entrevistados elegidos, una imagen resulta elocuente para los espectadores que recordamos a José María Rosa: un plano general de la biblioteca de Valko, donde asoman los trece tomos de la Historia Argentina según el gran referente del revisionismo nacional.

«El genocidio de los pueblos originarios no cabe en una sola película» sostuvo Díaz en esta entrevista que le concedió a Espectadores en el otoño de 2019. La observación ilumina otro acierto del realizador: haber sabido dotar de una unidad temática propia a 4 Lonkos, como a su predecesora. Por eso es posible apreciar este estreno sin necesidad de haber visto La muralla criolla.

En aquella conversación, el realizador adelantó su intención de convertir el eventual díptico en trilogía. «Pretendo abordar la expedición de Roca a Choele Choel y mostrar la estafa que fue su campaña al desierto: el ejército de 1.500 a 2.000 hombres no se topó con un solo indio porque para ese entonces los caciques habían sido asesinados o encarcelados y sus familias, trasladadas a Buenos Aires», sostuvo. Rally del desierto es el título provisorio del proyecto.

A la luz de estas declaraciones, la singularidad de 4 Lonkos se vuelve más evidente. Aún como parte de un compendio, esta obra sobresale en tanto aproximación inédita a la arista más macabra de la exterminación de mapuches, pampas, ranqueles, tehuelches en nuestro suelo.