360

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

Fernando Meirelles, el siempre presente director de la alucinante Cidade de Deus y la recordada The Constant Gardener, hace aguas al intentar abordar una historia coral al mejor estilo Babel, que se entrecruza varias veces al disponer de un elenco de grandes figuras y no usarlas bajo un propósito unificador e interesante en la muy floja 360.

Dos hermanas eslovacas en busca de un futuro mejor, un marido de viaje buscando placer, una esposa abnegada que lo engaña con un fotógrafo brasilero, la novia de éste que lo deja, un hombre mayor buscando darle cierre a la desaparición de su hija, un pedófilo en rehabilitación, un hombre que no puede tener a la mujer de sus sueños; éstos son los personajes que uno se encuentra en 360, una ambiciosa pero fallida historia que intenta atar cabos y hacernos creer que estamos todos conectados, cuando la realidad es que se trata de un artificio más del guión, que fue escrito de esa manera.

Ciertamente es impresionante que un director de la talla de Meirelles y un guionista tan implacable como Peter Morgan (The Queen, The Last King of Scotland, Frost/Nixon) hayan pergreñado una película de vuelo internacional pero que poco impacto tiene en el espectador una vez finalizada. El detalle de suceder en dos continentes al mismo tiempo es interesante, y más si cada país está representado por música autóctona que lo induce a uno disfrutar con las imágenes de catálogo que vemos de las diferentes ciudades. El problema recae en cuando todo se tiene que cerrar en el círculo perfecto que aduce el título: no todas las historias tienen un desenlace satisfactorio y no todas las historias cierran con un final que uno esperaría ver.

Son más las veces que la historia de una figura de reparto secundaria termina con un broche bien puesto que las historias en donde está envuelto el talento de las grandes estrellas del póster. No se entiende entonces cómo Jude Law o Rachel Weisz aceptaron sus papeles cuando sus historias no tienen mucho jugo ni mayor repercusión en la trama en general. Anthony Hopkins tiene un buen momento y un buen monólogo, pero su historia es más que obvia, aunque está muy bien apoyado en la joven Maria Flor y por un excelente Ben Foster en el momento álgido de la película, en donde una despechada novia abandonada aborda e insiste en tener relaciones con el abusador sexual.

360 es confusa, no aporta mucho y apenas tiene pantallazos de genialidad como para mantener al espectador interesado en sus largas 2 horas de metraje; como postal étnica sirve, pero no más. Un desperdicio de talento.