300: El nacimiento de un imperio

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Hay más de un elemento interesante en 300: El Nacimiento de un Imperio, donde Zack Snyder deja la dirección en manos de Noam Murro. La estilización de la violencia continúa siendo el punto fuerte de la propuesta, colmando los cuadros de sangre digital y cadáveres. Asumo que cualquier espectador que se acerque a ver 300: El Nacimiento de un Imperio espera básicamente esto, Snyder lo entendió de la misma manera y redobla la apuesta sumándole además tensión sexual no homoerótica a la trama.

El film da un paso más respecto a la propuesta visual de la primera entrega, brindando una composición pictórica en cada fotograma y generando secuencias que, sumadas a coreografías de lucha perfectas, introducen al espectador en el ambiente poético del cómic creado por Frank Miller.
Mientras veía el 300: El Nacimiento de un Imperio pensaba si sería posible estrenar un producto con esa carga de violencia que no esté realizado casi íntegramente en CGI. El entorno digital y su inmaterialidad parecen dar cierta libertad respecto a la violencia física y el gore. La representación se encuentra cada vez más lejos de lo mostrado en estas películas y eso permite que se las justifique con mayor facilidad.

Otro punto destacable es el trabajo desde el guión para unir ambas entregas. Lo que comienza siendo una precuela que narra el surgimiento de Xerxes (Rodrigo Santoro) como “Dios Rey” fluye hasta narrar los hechos que suceden en paralelo a los del primer film que corresponden a la lucha entre las tropas persas comandadas por Artemisia (Eva Green) y su enfrentamiento con Themistokles (Sullivan Stapleton), líder de las tropas atenienses.

Al concluir, la película se ubica temporalmente como secuela de su predecesora mostrando los hechos posteriores a la muerte de Leonidas, dejando el plato servido para lo que será el enfrentamiento final entre los persas de Xerxes y la Grecia ahora unificada.

Lamentablemente, detrás del despliegue visual y de este acierto del guión, la trama no tiene el mismo atractivo que lograba la anterior por falta de giros dramáticos relevantes.

300: El Nacimiento de un Imperio funciona para sumergirse en el universo de Frank Miller y completar el contexto propuesto por la primera entrega estrenada en el 2006.