30 noches con mi ex

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Ópera prima como director para Adrián Suar, “30 Noches con mi Ex” representa su regreso a un territorio de comedia afín a sus búsquedas genéricas. Veinticinco años ya transcurrieron desde su debut en la gran pantalla, con la exitosa “Comodines” (1997, Jorge Nisco), y su permanencia como figura representativa del cine nacional radica en la gran recepción en taquilla que tuvieran títulos más recientes como “Me Casé con un Boludo” (2015) , “El Fútbol o Yo” (2017), “Corazón Loco” (2020). En su flamante incursión, en doble rol delante y detrás de cámaras, Suar decide apostar a un drama sensible en igual proporción que a situaciones humorísticas. Tonos y registros contrapuestos confluyen con eficiencia intermitente, mientras su personaje protagónico se convierte en el centro de un relato que orbita alrededor de la incómoda tarea que enfrenta. Estrenada en más de trescientas salas de cine a nivel nacional, y contando con la labor de director de fotografía del emblemático Félix Monti, el film está producido por Patagonik. El Chueco, hacedor de sucesos comerciales afines al público masivo y actualmente en cartelera en teatros porteños con “Inmaduros” sabe que depende de con quien compartas tu tiempo, el lapso puede resultar fugaz o tornarse una eternidad. El trailer adelanta gran parte de los gags que luego se desarrollarán a través de los noventa minutos de metraje. Herramientas conocidas y garantizadas, antes aplicadas a las órdenes de cineastas como Marcos Carnevale, Juan Taratuto o Daniel Barone, aunque no exenta de los estereotipos y superficialidades de ambición pochoclera.