3 días para matar

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Esta semana llegaron juntas a la cartelera las últimas producciones de Luc Besson en el género de acción.
En el caso de Tres días para matar nos encontramos con un film raro que pese a no ser una gema del séptimo arte representa el mejor trabajo como realizador de McG.
Un director que en lo personal nunca me gustó porque tiende a contaminar las secuencias de acción con demasiados efectos digitales. Algo que ocurrió con los dos filmes que hizo de Los Ángeles de Charlie.
Una sorpresa de esta película es que McG filmó todas las escenas de tiroteos, peleas y persecuciones automovílisticas con el estilo que caracterizan las producciones de Besson.
Digamos que Luc lo pulió en la dirección al norteamericano, quién abordó estas cuestiones técnicas como en las películas de la vieja escuela. Por esa razón, este estreno no parece un típico trabajo de McG.
Inclusive el cineasta se destacó al aprovechar la belleza de París y convertir a esa ciudad en un personaje más de la trama.
Tres días para matar es una propuesta que puede desconcertar al espectador por los cambios bruscos que tiene el argumento. Por eso menciono que es una película rara.
La trama comienza como un thriller con agentes de la CIA y a partir del momento en que entra en escena Amber Heard, con un personaje que parece salido de un cómic de Garth Ennis (Punisher), el film se vuelve menos serio, donde inclusive hay escenas graciosas que uno no podía anticipar.
Un claro ejemplo de esto es el momento en que Kevin Costner interrumpe el interrogatorio de un rehén, al que amenaza con un arma, para pedirle la receta de una salsa que quiere cocinar su hija.
Luc Besson escribió el guión junto a Adi Hasak, con quien había concebido previamente De París con Amor, con John Travolta.
Aquella película brindó una historia que claramente estaba definida desde los primeros minutos como una comedia de acción.
Tres días para matar es más difícil de clasificar por los constantes cambios que presenta el tono de la trama. El film inclusive se vuelve más dramático y sentimental cuando se centra en la relación del protagonista con su hija, donde hubo una gran química entre Costner y Haille Steinfeld (Temple de acero).
Más allá de esta cuestión argumental, como propuesta de acción es muy entretenida y presenta un gran trabajo del protagonista.
Kevin Costner está genial como el agente de la CIA, Ethan Renner, que es uno de esos tipos duros que viene interpretando Liam Neeson en sus filmes recientes.
En Estados Unidos los críticos se ensañaron bastante con esta película y la mataron de manera exagerada. El film de McG no pretende otra cosa que entretener con un thriller de acción y cumple con su objetivo.