3 anuncios por un crimen

Crítica de Jorge García - A Sala Llena

Tengo un vago recuerdo, medianamente favorable, de la primera película de Martin McDonagh (Escondido en Brujas) y no he visto la segunda (Siete Psicópatas) por lo que no se me hace fácil establecer antecedentes en su filmografía para cotejarlos con 3 Anuncios por un Crímen. Luego de una prolífica carrera teatral plagada de premios, McDonagh se acercó al cine casi cuarentón y su filmografía ha sido hasta ahora espaciada, con solo tres títulos en nueve años. Este le ha hecho ganar recientemente varios premios en la entrega de los Globos de Oro.

Ambientado en un pequeño poblado del Sur de los Estados Unidos (Ebbing, Missouri), el film presenta como conflicto central, en principio, los intentos de una mujer llamada Mildred Hayes (Frances McDormand, más áspera que nunca) por esclarecer la violación y el asesinato de su hija ocurridos tiempo atrás. Para ello, coloca tres grandes carteles a la entrada del pueblo en los que interpela duramente a las autoridades policiales por su presunta negligencia en el caso. Sin embargo, la película (una curiosa mezcla de western, drama rural, thriller y comedia negra) en ningún momento se centra en la investigación del hecho sino que, en cambio, ofrece una mirada ácida y pesimista sobre los Estados Unidos profundos, aquellos que están alejados de los brillos y ornamentos de las grandes urbes.

El cine americano ha presentado en muchas oportunidades diversas miradas sobre el sur del país (recuerdo como una de las mejores la poco valorada Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal, de Clint Eastwood). Tales aproximaciones, generalmente, proponen protagonistas maniqueos, que oscilan entre el desenfrenado racismo y la corrección política de tintes progresistas. Y si bien algo de ello se percibe en el film, los personajes muestran suficientes matices ambiguos como para ofrecer un caleidoscopio atractivo y variado sobre el lugar y sus habitantes. Al retrato contribuye una apropiada galería de secundarios, como el enano que tiene su noche de gloria cenando con Hayes o la dominante madre del policía racista. Tal vez el personaje que mejor refleja dichos matices sea el del jefe de policía enfermo de cáncer (las tres cartas que les envía a diferentes personajes ofrecen los momentos más emotivos del film).

Hay que señalar, sin embargo, que en varios pasajes el peso del guion se hace demasiado ostensible por sobre las decisiones de puesta en escena. Asimismo podemos decir que, en ocasiones, el afán del director por fusionar elementos dramáticos con otros de comedia parecen forzados, similares a las vertientes más estridentes y menos recomendables del cine de los hermanos Coen y Quentin Tarantino. Por otro lado, la banda sonora fusiona sin demasiada coherencia lieder clásicos, temas folk y música más apropiada para spaghetti-westerns.

De todos modos, la película permite advertir un realizador atractivo, aunque todavía dé la impresión de estar buscando su voz propia, siendo muy probable que, como ocurriera con los Globos de Oro, 3 Anuncios por un Crímen también reciba varios galardones en la entrega de los Oscar.