13 pecados

Crítica de Marisa Cariolo - Loco x el Cine

La cordura tiene su precio

Lo que falta son inversionistas

Vale la pena aclarar que “13 pecados” está basado en el film tailandés 13 beloved de Chookiat Sakveerakul, el que a su vez se inspiró en el comic de Eakasit Thairat 13 th Quiz. Partiendo de premisas similares , esta versión dirigida por Daniel Stamm ( El último exorcismo) no realiza demasiadas explicaciones sobre el origen del juego y nos sumerge directamente en un universo lúdico y casi gore.

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Elliot Brindle (Mark Webber) está en un momento complicado de su vida: con un hijo por venir y plagado de deudas lo peor que podría pasarle es perder su empleo.Y es exactamente lo que le pasa, desesperado con una boda a la vuelta de la esquina empieza a recibir extrañas llamadas en su celular que le proponen iniciar un extraño juego donde diversos desaíos le son planteados y por cuya realización le será depositado una interesante suma de dinero. Incrédulo, realiza el primero de ellos y verifica que efectivamente el dinero ha sido ingresado en su cuenta.

A partir de entonces crecerá el tono de las prendas como así también las recompensas obtenidas. De a poco Elliot irá dejando de ser quien es para convertirse en un adicto a la adrenalina y en ese metamorfósis arrastrará a sus afectos , desdibujando los límites de lo moralmente reprochable.

El film tiene un interesante arranque , claramente mucho más oscuro que su versión tailandesa y va adquiriendo un tono cada vez mas desaforado con la superación de los desafíos. El verosímil es una de las primeras víctimas de la masacre iniciada por Elliot de quien poco queda en los minutos finales del film.

13 pecados no sorprende en su planteo y ciertos agujeros narrativos del guión deslucen una propuesta inicial interesante , pero sin embargo no es un desacierto absoluto dado que logra mantener al espectador cautivo sobre como superar las diversas tareas que se le encomiendan a nuestro antihéroe

La aparición del policia Chilcoat (en la piel del infalible Ron Perlman) suma un ingrediente más para que la ecuación no sea del todo negativa.

13 pecados no se preocupa siquiera por plantear una moralina sobre los límites de la decencia o sobre el valor de la dignidad , simplemente nos ofrece un ejercicio de disfrute pleno que se acrecienta frente a la duda sobre cual será la próxima atrocidad a presenciar.