127 horas

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

No siempre el tiempo es veloz

No vamos a descubrir las cualidades de realizador que tiene Danny Boyle. Este inglés fantástico, nos ha regalado cine del mejor a lo largo de su carrera y siempre esperamos sus entregas con expectativas de ver algo bueno, muy bueno y hasta a veces, descollante ("Trainspotting" y "Slumdog millionaire", sin ir más lejos). En esta oportunidad, le atrajo recrear una historia de vida, un caso real de un senderista que pasó 127 horas extraviado y con su brazo atrapado e inmovilizado en una falla del Cañón del Colorado. El sobreviviente relató su experiencia en un libro que sirvió de base al guión que ideó también Danny Boyle. Con gran parte del equipo técnico ganador del Oscar por "Slumdog...", el director decidió conovocar a James Franco para caracterizar el personaje principal y confiar todas sus fichas a que su carisma ayude a sostener el andamiaje de ser prácticamente, el único en escena a lo largo de más de tres cuartos del film.

Hay mucha disparidad en las visiones de mis colegas a nivel global sobre esta cinta. Están claramente divididos entre quienes la amaron y quienes no. Y este último grupo se ocupa de establecer sus razones para denostar el film. Veamos, la pregunta ya la veo venir... y vos, "¿de qué lado estás?" pido minuto y tomo aire...

Prometo contestar, pero para eso, es justo hacer un breve análisis de las razones que me llevan a tener un juicio particular de "127 horas".

Ya dije aquí hay un gran director, un actor principal enorme (hay que ser justos y decir que James Franco es uno de los más dúctiles de la actualidad), una potente y adecuada banda de sonido (compuesta por A.R. Rahman, ganador del Oscar) y una fotografía y montaje bien estructurados y con sobrada calidad. El tema que no me cierra, es, indudablemente, el interés de la historia a ser contada. Aaron Ralston(Franco) es un montañista particular, le gustan los desafíos y los terrenos desolados. Disfruta del aislamiento y la caminata por lugares poco transitados por la gente, en general. Cuando lo conocemos, el está haciendo un trayecto en auto hacia su próximo destino: una desolado paisaje en Utah. Deja su vehículo al final del camino y sigue en mountain bike el sendero hasta terminar adentrándose en lo profundo del lugar, a pie. Nadie sabe dónde está (su familia y amigos) y cuando él cae en un agujero y su brazo quedo atorado entre la pared y una piedra, deberá organizarse para salir con vida del asunto. Está solo, nadie sabe de su paradero y su agua, batería y alimentos no durarán mucho si no organiza un plan de acción. En esa dirección, nuestra mirada como espectador está centrada en su supervivencia y un eventual rescate.

En otras palabras, Danny Boyle tendría que mantenernos atentos a la suerte de un protagonista inmóvil durante toda la película, y su trabajo sería encuadrarlo de maneras distintas para que el relato no se vuelva monótono o repetitivo.

El director utiliza un arsenal de recursos técnicos para que la espera (hasta la decisión final, tomada en la hora 127) sea interesante y no decaiga la intensidad en el transcurso del tiempo. Juega con la música, se nutre de la held-cam que tiene Aaron y con la cual registra emociones y pensamientos, trae flashbacks familiares, presenta el estado del tiempo, el momento del día... Digamos, Boyle aplica todo lo que tiene para que la acción no decaiga.

Pero no lo logra.

Como es un film de difícil abordaje (lo importante es el camino, la narración, no el resultado, que ya anticipás cuando te conectás con la historia), los recursos narrativos deberían haber sido superiores a los expuestos. Y no es que no sea alguien que no valore las películas de este estilo. Es más, el año pasado ví "Buried" y dije que era uno de los mejores films del año. Recordemos: un hombre en un ataud, todo el tiempo solo, conectado al mundo por un teléfono inteligente. Nada más. Pero en ese caso, la intensidad de la historia era otra, estábamos en el mismo cuerpo del protagonista y los nudos narrativos eran más claros y atrayentes. No es el caso de "127 horas". Aquí nada pasa, y nada sigue pasando. No importa cuanto intenten distraernos, nada pasa, es así.

El film es regular, no hay nada que nos sorprenda ni nada que esperar. Como espectador, estoy un poco aburrido de los slogans del tipo "una historia esperanzadora", "un ejemplo de vida" y similares que utilizan los medios cuando nos quieren vender algo apoyado en supuestos "valores positivos". El cine es entretenimiento, y "127 hours" es aburrida. Sin vueltas. Excepto la escabrosa escena final, el resto es anodino y sin color.

En la sala miraba todo el tiempo el reloj, y si bien, no duraba 127 horas, las parecía!!

En definitiva, está nominada y tendrá su público bien merecido (o no). Lo que quiero decirles es que lo último de Danny Boyle no es de los trabajos a los que estamos acostumbrados. Y que sería bueno saber que este drama biográfico puede no parecerle de interés a gran parte del público (por ejemplo, a mí!).

Si no fuera por la artillería de recursos técnicos, sería mala.

Luz amarilla para Danny Boyle (aunque gane un Oscar por esta realización)...