127 horas

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Mi brazo "izquierdo"

Hace pocos meses, un hombre y una sola locación, hacían de "Buried / Enterrado" una pequeña gran película dentro del género. Con muy pocos elementos adicionales y algunos pocos actores inteviniendo como voces o dentro del clip de un celular, el poder de lo que se quería contar dependía exclusivamente del talento del protagonista y del director. Claro que "Enterrado" vibraba dentro del género del thriller y por lo tanto, la vuelta de tuerca que se imprime sobre el final de la película, le brinda un valor agregado que "127 horas" no puede tener, por tratarse justamente de un hecho real que no admite giros sorpresivos ni finales muy por fuera de lo que realmente pasó.

"127 horas" cuenta un hecho real: la historia de Aron Ralston, un alpinista que en una de sus travesías en los cañones de Utah, sufre un accidente, quedando su antebrazo derecho atrapado bajo un enorme bloque de piedra que lo deja completamente inmovilizado. Sumado a una "pequeña" particularidad: Aron no había avisado a nadie que emprendia esta aventura.
Durante el desarrollo del relato, vemos que el protagonista hace lo imposible para tratar de liberarse de esta situación pero deberá permanecer atrapado durante casi cinco días hasta que, al darse cuenta que ya se han terminado su provisiones y que no hay forma de dar aviso para que pueda ser rescatado, sólo una decisión drástica podrá hacerlo escapar y lograr su supervivencia.

El director es Danny Boyle, ganador del Oscar por "Slumdog Millonaire", hacedor de films más encuadrados dentro de los cánones hollywoodenses como "La playa" , "28 días después" o "Sunshine", pero que ha sabido dejar la marca de su sello en el público, sobre todo por sus primeros films como la pequeña y genial muestra de suspenso noir en "Tumbas al ras de la tierra" o el ícono generacional que fue/es "Trainspotting" la adaptación cinematográfica de la célebre novela de Irvine Welsh.

Ahora Boyle apela a un registro que anteriormente ya había desplegado y en más de una oportunidad acierta, atrapando al espectador cuando juega con la edición y la fotografía, con algunos toques efectistas y mucha velocidad y le imprime el particular ritmo que tienen la mayoría de sus películas, logrando hacer de una historia simple, un relato mucho más atrapante.
Y la mayoría de las veces, Boyle logra asombrarnos, saca recursos de la galera y nos cautiva.
Hay otras ocasiones, como ya ha pasado en algunos toques de "Slumdog..." -y sobre todo su clip final completamente contrastante con el resto del film-, donde peca por sus excesos, se regodea demasiado en los artilugios de la técnica y es en esos momentos queda demasiado expuesto con sus desaciertos.

En el caso de "127 horas" con sólo "googlear" la historia de nuestro protagonista, el final del film se sabe de antemano. Quizás sea por eso que Boyle redoble la apuesta de mantenernos atentos y de no dejarnos ir de la historia.
Para cumplir su objetivo de atraparnos, hará uso de todos los recursos que tiene a su alcance: usando la pantalla dividida, mezclando con diferentes colores y matices las imágenes casi oníricas y recuerdos del pasado del protagonista, la veloz edición con imágenes a un ritmo feroz, con pulso nervioso y cámara en mano nos presenta los sueños, pensamientos y delirios del protagonista. Gracias a su pericia como director, logra que el relato no decaiga en ningún momento y que una simple película de las "basadas en hechos reales" pueda sobresalir del promedio general, al estar contada de una forma diferente y creativa.

Y todo el trabajo de Boyle hubiese sido completamente estéril si no hubiese contado con el protagónico de James Franco, con toda justicia nominado al Oscar al Mejor Actor de este año, quien brinda una composición llena de matices, transmitiendo perfectamente cada uno de los estados de ánimo que atravesará el protagonista, desde el inicio de su travesía en donde encuentra a dos señoritas y comparte un particular baño en un lago subterráneo formado debajo de una grieta, hasta los momentos posteriores al accidente, donde comienza a tomarlo una total desesperación, máxime cunado cae en la cuenta que será imposible que llegue cualquier tipo de ayuda.

Parado desde un registro más compatible con los gustos de la Academia y aún con todas las objeciones que se le pueda hacer por los excesos tecnicistas con los que el director condimenta sobreabundantemente el film, "127 horas" se construye como un relato sólido, atrapante y con una historia real originalmente contada, potenciados todos estos elementos con la soberbia actuación de Franco en un papel nada sencillo.