120 pulsaciones por minuto

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

El sida abordado desde otra perspectiva

Hoy el sida es una enfermedad crónica medianamente controlable. Cuando apareció, fue sinónimo de muerte atroz, y para colmo vergonzante. No había tratamiento cierto, ni mayor investigación médica y farmacológica, ni preocupación gubernamental seria, porque se suponía restringida a un solo sector de la población: el de la comunidad homosexual. Para reclamar atención y advertir sobre la magnitud del problema, surgió en 1987 en EEUU un grupo de acción propagandística llamado Act Up (Aids Coalition to Unleash Power). En 1989 nació Act Up Paris. Sus integrantes estaban infectados, pero en vez de llorar tomaban los espacios por asalto, y la lucha los hacía felices, los llenaba de energía, al menos por un tiempo. Eso es lo que acá se cuenta, celebrando esa energía y destacando la forma novedosa de esa organización colectiva, hasta derivar en un caso particular como ejemplo de tantas vidas tronchadas por la desidia de quienes hubieran podido protegerlas.El director Robin Campillo sabe de qué habla, porque él mismo integró Act Up Paris cuando era jovencito. Y sabe cómo contarla. Por algo es el guionista habitual de Laurent Cantet ("Entre los muros"), y director de historias corales ("Los que vuelven", film y serie, sobre muertos que resucitan y quieren seguir con sus familias, que presentó en Mar del Plata 2005). Pero hay algo más: "120 pulsaciones" tiene un valioso elenco juvenil, donde sobresale el argentino Nahuel Pérez Biscayart, un actor fuera de serie, que aquí se consagra definitivamente. Único defecto, dura más de dos horas.