100 años de perdón

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

El que roba a un ladrón

Las coproducciones entre Argentina y España son bastante frecuentes. En los últimos años las exitosas Relatos Salvajes (Damián Szifrón, 2014) y El Clan (Pablo Trapero, 2015) fueron hechos con capitales argentinos y españoles, ahora llega el caso de 100 años de perdón.
Un grupo de asaltantes entra a un banco de Valencia y toma de rehén a todos los que están allí. La banda está liderada por El Uruguayo (Rodrigo De la Serna), seguido de cerca por El Gallego (Luis Tosar). Más atrás, El Loco (Joaquín Furriel) y Varela (Luciano Cáceres). Buscan una de las cajas de seguridad pero no cuentan con la información completa, solamente que pertenece a alguien importante y eso ocasionará choques entre El Uruguayo y El Gallego poniendo en jaque a todo el grupo.
Escrita por el español Jorge Guerricaechevarría, habitual colaborador de Álex de la Iglesia, desarrolla una historia donde incluye varios temas sobre la situación sociopolítica en España (y en Argentina) pero no puede evitar caer en todos los lugares comunes de las películas sobre robos a bancos, deja algunas cosas sin explicar y a los únicos dos personajes que desarrolla completamente son los de De la Serna y Tosar.
Daniel Calparsoro dirige esta película filmada en Buenos Aires pero que es camuflada para parecer una Valencia lluviosa, con un ritmo intenso que si bien crea unos momentos de tensión no es capaz de transmitirlo durante todo el film, un error importante que comete es omitir una escena donde los protagonistas tienen que sortear un obstáculo importante y podría transmitir más esa tensión que le falta.
Rodrigo de la Serna es el mejor de los actores argentinos y es la contraparte perfecta de Luis Tosar, Joaquín Furriel interpreta a un típico “chorro” argentino malhablado y que intenta ser el personaje cómico del grupo pero solo es molesto. La participación de Luciano Cáceres es la que menos se destaca ya que es quien tiene menos minutos en pantalla, su personaje indica que es un cómplice enfocado en su tarea.
Con su trama política se asemeja a El plan perfecto (Inside Man, 2006) de Spike Lee pero lo que esta resolvía al final, en este caso lo desarrolla en simultáneo con el robo y se pierde el interés en ambas tramas.

100 años de perdón podría haber sido mejor pero a pesar de los problemas narrativos y que el interés va mermando, otorga lo que promete pero no mucho más.