100 años de perdón

Crítica de Beatriz Molinari - La Voz del Interior

La caja de Pandora

Un robo en el Banco de Valencia pone a la banda en la mira de las altas esferas del poder político español.

El robo con rehenes es un tópico que alimenta el cine de acción con distintos niveles de efectividad, según las vueltas del guion y la estrategia que destina a los delincuentes. La clásica escena del atraco al banco en día hábil toma en la película de Daniel Calparsoro, 100 años de perdón, caminos previsibles, aunque sostenidos por un buen elenco binacional.

El gallego (Luis Tosar) y el uruguayo (Rodrigo de la Serna) son los jefes de la banda que toman por asalto un banco en el centro de Valencia. El plan que a poco de iniciada la película suena bastante ingenuo, no ha tenido en cuenta algunos detalles obvios. A la banda le queda grande el robo.

La película gira en torno a la relación de los cabecillas, el ocultamiento de información, la impunidad del sistema bancario y las cajas de seguridad. Cualquier espectador puede transferir en minutos la historia a latitudes cercanas. En una entrevista, el actor español Luis Tosar dijo que hay que apurarse a verla, antes de que ocurra en la realidad.

100 años de perdón vuelve sobre el tema que cruza el poder político con el sistema bancario que, de tan discreto es cómplice de maniobras que dañan la credibilidad de las sociedades democráticas. Para los cordobeses, affaire CBI mediante, suena a historia conocida.

También es inevitable la comparación con El plan perfecto, de Spike Lee, un tanque sobre el tema que 100 años... apenas puede emular. La crisis española aparece esbozada y luego es el personaje de Rodrigo de la Serna quien recuerda con amargura y humor negro el corralito de 2001 en Argentina.

Los roles de Joaquín Furriel y Luciano Cáceres aportan la caracterización de los delincuentes improvisados. Los actores colaboran para crear el ambiente de la película. Se luce Furriel como el tipo corto de entendimiento que de todas maneras olfatea el escándalo a gran escala en que están metidos.

100 años de perdón entretiene con poca acción y algo de suspenso. No hay novedades. Sobre todo para la platea argentina que recuerda el asalto del Banco Río de Acasuso, un episodio real que el cine no puede superar.