Operación Skyfall

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Viejo es Bond, pero todavía mata

Daniel Craig se presentó ante el público como James Bond en "Casino Royale", donde se lo vió como un rudimentario agente que poco a poco iba adquiriendo estilo, mientras se enamoraba de la bella Vesper. Tras la muerte de esta, Bond salió en busca de venganza en "Quantum of Solace", y allí pareció haber cerrado un capítulo, al tiempo que se consolidaba como el 007. Sin embargo, para que no queden dudas sobre el cierre de etapas, y el nacimiento de otras, la secuencia inicial de este filme plantea claramente el concepto de "muerte y resurrección", clave en el desarrollo de la trama.
El comandante Bond ahora debe enfrentarse no solo a sus fantasmas, sino también a una amenaza mucho más tangible. El sistema de seguridad británico está en peligro y M, la jefa del MI6, está en la mira de la clase política que no solo busca a quien echar culpas, sino que además considera anacrónicos los métodos utilizados por el servicio secreto. Quien pone en vilo a la férrea jefa es Silva, un villano a la medida de las historias del 007, y que gracias a la interpretación de Javier Bardem ya puede ser incluido entre los históricos. La entrada de Silva en el relato es de antología, especialmente cuando se presenta cara a cara a Bond, en una escena que ya califica como clásica.
La trama plantea una discusión no ajena a nuestra cotidianeidad. Lo nuevo ante lo viejo. el avance de la tecnología antes los usos artesanales. La ausencia de un enemigo visible, sea una nación o un líder determinado, reemplazado ahora por piratas informáticos capaces de cambiar el voto de toda una nación a cambio de dinero.
El director nos lleva en un viaje histórico, con buen ritmo, aunque tal vez con un extenso prolegómeno, combina buenas dosis de acción con una notable fotografía e impactante banda sonora, en la que se destaca la canción de apertura interpretada por Adele, tal vez una de las mejores entre tantas que han prologado las aventuras de James Bond. "Skyfall" tiene muchas sorpresas, especialmente para los fanáticos, por eso no conviene contar demasiado. Solo agregaremos que Mendes logra una parábola entre el inicio y el final que es todo un guiño para quienes aman a este personaje. Estos, sin dudas, van a emocionarse. Permítanselo, cincuenta años no se cumplen todos los días.