Recuerdo hace tres años cuando "La Cinta Blanca" de Michael Haneke, compitió al Oscar a mejor film extranjero, haber dicho que era tan buena película que no me molestaría le ganara a nuestra gran representante "El secreto de sus ojos" (cosa que no sucedió). No piensen mal de quien escribe estas líneas. Me encantó el film del querido Juan Campanella, pero ese año sentí que cualquiera de las dos que resultara ganadora, el premio sería bien entregado. Hoy, tras ver esta impresionante obra maestra que es "Amour" me doy cuenta que si Haneke no lo recibió en ese entonces, era porque lo mejor aún estaba por venir. Totalmente opuesta y lejos del despliegue técnico y visual que tenía aquel film en riguroso blanco y negro, "Amour" se desarrolla íntegramente (salvo por dos mínimas escenas) en el interior un departamento y no necesita más que eso. Acá no hay grandes decorados, no hay efectos visuales ni sonoros, no hay una potente banda de sonido porque los silencios son más que suficientes y logran transmitir a la perfección todo el dolor y la angustia que Michael Haneke se propone gracias a su impecable trabajo en el guión y dirección y a una increíble labor de sus dos protagonistas, Jean-Luis Trintignant y Emanuelle Riva. Una escena previa al título del film, nos muestra a un grupo de bomberos que tras forzar una puerta, irrumpen en un amplio departamento, llegan al dormitorio y encuentran tendido en la cama el cuerpo sin vida de una señora mayor, elegantemente vestida de negro y con la cabeza posada sobre pétalos de flores. Así de honesto es Haneke para con el espectador y desde la primer escena sabemos lo que nos espera. Pero estamos emocionalmente preparados para verlo, para sentirlo? Anne (Riva) y Georges (Trintignant) interpretan a un matrimonio de octogenarios, ex profesores de música clásica, que viven solos y a pesar de su avanzada edad se defienden bastante bien. Sus vidas transcurren tranquilas en la comodidad de su hogar y casi ni salen de él, salvo para asistir al concierto de un ex alumno de ella, como vemos apenas comenzado el film. Tras regresar del show muestran (sobre todo Anne) su preocupación a ser asaltados en su casa, como les sucedió a algunos de sus amigos. Es curioso que a pesar de los años que poseen, sea ese su mayor temor, se los ve bien, como si no asumieran el paso del tiempo. Pero todo cambia de un día para otro cuando una cruel enfermedad se apodera de Anne dejándole inmovilizada la mitad de su cuerpo. De a poco vamos viendo, padeciendo con ella su deterioro físico y mental y somos testigos de la fuerza de voluntad de Georges, que solo enfrenta la situación, sin pedir ayuda ni siquiera a su hija Eva (Isabelle Huppert, gran actriz que protagonizó otro fuerte relato de Haneke, La profesora de piano). Duele, grita una y otra vez Anne. A ella le duele, a Georges le duele. El dolor es tan fuerte que traspasa la pantalla y a nosotros nos duele. Algunos espectadores podrán decir que por momentos "Amour" se vuelve lenta. Y tienen razón. Estamos en presencia de una agonía y como toda agonía, es lenta, angustiante y dolorosa. Puede sonar egoísta, pero quienes vieron partir a un ser querido sin pasar por este eterno proceso deberían sentirse agradecidos. Sobre el final, Haneke nos da una fuerte cachetada, nos deja mudos y sin aliento. Se encienden las luces y salimos de la sala con la cabeza gacha, silbando bajito. Tristes, sí. Pero felices y agradecidos por haber asistido a una clase magistral que nos enseñó que tan grande es el cine cuando nos cuenta una historia desde lo profundo del alma, que tan grande es Michael Haneke, que tan grande es el "Amor".
Hace un tiempo se había puesto de moda que diferentes estudios produjeran en forma simultanea películas similares y esto obligaba a que por razones de taquilla, uno de los dos debiera postergar su estreno por varios meses. "Impacto profundo" vs "Armaggedón"; "Dante's Peak" vs "Volcano"; "Sexto sentido" vs "Ecos mortales"; por citar solo algunos ejemplos. Menciono esto porque no hace mucho vimos un film parecido a "La extraña vida de Timothy Green"... "Un niño de otro planeta" era el título; estaba protagonizado por John Cusack y Amanda Peet y se puede decir que las similitudes entre ambos son tan evidentes, como inevitables las comparaciones. El resultado?. Al igual que aquel, nos encontramos con un film apenas correcto, liviano, pasatista y sin demasiadas pretensiones, pero que finalizar nos deja la sensación de que pudo dar para más. Antes que hablar de la película en sí, cabe aclarar que si bien es una producción de Disney y probablemente se estrene con copias mayormente dobladas, está lejos de ser un producto infantil, ya que varios de los conflictos que representa son de temática un tanto adultos, como la infertilidad, la adopción, el desempleo y problemas familiares, entre otros. En su tercer incursión tras las cámaras, luego de las intrascendentes "Dan en el mundo real" y "Fragmentos de abril" (esta última no estrenada en nuestro país), Peter Hedges logra un film que busca entretener, por momentos conmover, y si bien en parte lo logra, está lejos del nivel que supo obtener como guionista en títulos como "¿A quien ama Gilbert Grape?" o "Un gran chico". Jim y Cindy Green (Joel Edgerton y Jennifer Garner, él mucho mejor que ella) son un matrimonio al que el destino los golpea al darles la noticia de que no podrán tener hijos. Esa noche ahogando penas en alcohol se ponen a pensar, imaginar, soñar como sería el/la hijo/a que tendrían si pudieran concebir y escriben en pequeños trozos de papel sus características, virtudes y defectos que luego guardan en un cajón y lo entierran en el jardín. Pero esa noche una extraña tormenta les deja un pequeño regalo. Entre los posibles nombres que habían pensado, habían muchos de niña, pero sólo uno de varón y tras la tormenta, aparece en la cocina de la casa Timothy. Pero este niño, que es tal cual habían imaginado, lleva el nombre que habían escrito y que dice ser su hijo, no es un niño común y corriente. Es el producto de sus más fervientes deseos y viene justamente de donde estos habían sido enterrados, del jardín; y al examinarlo notan que en sus piernas cuelgan unas cuantas hojas. Al principio Jim y Cindy tienden a ocultar a Timothy (sobre todo para que no vean sus piernas), pero a medida que se lo va presentando en sociedad, éste se va ganando el corazón de quienes lo rodean. La historia es contada desde el principio por el matrimonio mientras intentan dar los motivos por los cuales están capacitados para adoptar, por lo que no es muy dificil anticipar el final de la película, sobre todo a partir de la mitad (cuando algo empieza a suceder en las piernas de Timothy), momento en que el film empieza a perder fuerza y a volverse un tanto previsible. Pero si algo sostiene a "La extraña vida de Timothy Green", es el apoyo que tienen los protagonistas de un gran equipo de secundarios con David Morse, Diane Wiest y Ron livingston a la cabeza y a la excelente fotografía de John Toll (ganador del Oscar por Leyendas de pasión y Corazón valiente), que logra captar imágenes que impactan por su belleza y nitidez. El film es una fábula, se disfruta si uno se deja llevar e intenta dejar más de un mensaje aleccionador. Al fin y al cabo no pretende más que eso y en cierta medida lo cumple. Si con eso les alcanza, vayan tranquilos a verlo. Lo van a disfrutar.
Dicen que uno aprende a valorar lo que tiene una vez que lo pierde. Digo esto porque yo era una de esas personas que renegaba en cierto modo del cine que apuntaba directamente al impacto visual y de escaso contenido que últimamente venía realizando Denzel Washington (sobre todo de la mano del recientemente fallecido Tony Scott, con quien realizó cuatro films). Hoy tras ver "The Flight", extraño esas películas que al menos nos brindaban dos horas de puro entretenimiento, requisito que este film no llega a cumplir del todo principalmente por su excesivo metraje de 140 minutos y que Robert Zemeckis en su regreso al cine con actores después de doce años (tiempo en el que realizó tres films de animación mediante el sistema motion capture), evidencia ciertas dificultades para darle fluidez y ritmo al relato. Claro que no estamos ante un mal film, pero esa necesidad del director de intentar abarcar varios géneros al mismo tiempo, le resta puntos al resultado final. Por momentos tenemos un excelente ejemplo de cine catástrofe que pasa de repente al no tan convicente drama familiar, así como de una interesante sub trama romántica que se vuelca al ya tan transitado terreno del drama judicial que termina siendo uno de los puntos de menor acierto, sobre todo en su pobre resolución. La historia, muy simple, es la del piloto de avión Whip Whitaker (Washington) y ya en la primer escena vemos cual será el principal problema que tiene y futuro detonante para el resto del relato, su adicción al alcohol y a las drogas. A horas de abordar un vuelo con un centenar de pasajeros, lo vemos despertar, beber, fumar hierbas y aspirar cocaína. Lo sabe disimular y en ese estado se siente muy capaz de volar, sabe como hacer su trabajo. Pero un desperfecto técnico provoca que pierda el control y el avión caiga en picada. En la escena mejor realizada de todo el film y no apta para cardíacos, vemos como Whip mediante una increíble (en todo sentido) maniobra logra aterrizar, salvando a casi la totalidad de los pasajeros. Apenas llegado al hospital, una muestra de sangre revela el estado en que este piloto condujo su vuelo y dado que de las seis personas que perecieron cuatro eran pasajeros, se abre una investigación sobre si fué o no responsable de la tragedia. Mientras está internado conoce a Nicole (Kelly Reilly), adicta como él pero con la diferencia de que sí está dispuesta a rehabilitarse y comienzan una relación en el que ella tratará de ayudarlo. Hasta bien entrado el film, la estructura se sotiene gracias a la pareja central, a la impecable, pero breve labor de John Goodman como el dealer personal de Whip y a alguna que otra escena bien lograda (como la charla que tres pacientes mantienen en las escaleras del hospital mientras fuman a escondidas). Pero cuando llega la segunda mitad y se abre la investigación a cargo de un correcto Don Cheadle, se pierde fuerza, el relato se estanca, volviéndose un denso, previsible e intentando dejar un aleccionador, forzado y discutible mensaje sobre ética y moral. Denzel está bien, aunque ha estado mejor y no sé si esta vez se justifica su nominación al Oscar a mejor actor y sin dudas una impecable banda de sonido que incluye temas de Joe Cocker, Bill Withers, Rolling Stones, Red Hot Chilli Peppers, Marvin Gaye y John Lee Hooker, entre otros se convierte en lo mejor de un film desparejo y demasiado pretencioso, pero que no siempre cumple. Tal vez si Zemeckis hubiera apuntado intentado no volar tan alto y hubiese elegido una ruta más directa, sin dudas este vuelo hubiera llegado mucho más lejos.
Hace dos años the Weinstein Company nos traía "El Discurso del Rey" y nos mostraba como el Duque Alberto de York se convertía, tras la abdicación de su hermano David, en el Rey Jorge V. Hoy los mismos son los responsables de distribuir este film dirigido por Madonna "W/E" y tal como hiciera Clint Eastwood con "La conquista del honor" y "Cartas desde Iwo Jima", los dos podrían tranquilamente formar parte de un díptico, ya que varios hechos históricos se cuentan en ambos films y son vistos desde diferentes perspectivas. De hecho se podría decir que prácticamente donde finaliza W/E, comienza aquel film que hace dos años triunfó en los premios de la Academia al coronarse como mejor película. El romance del siglo, título con el que se estrena en nuestro país, cuenta dos historias de amor paralelas, en dos épocas y dos mundos totalmente diferentes. La primera de ellas es la del Rey Eduardo VIII, quien tras enamorarse de una mujer de origen estadounidense y casada dos veces, debe elegir entre el dictado de su corazón o su deber al trono. La segunda, y que sirve como excusa para evocar la primera, es la de Wally, ferviente admiradora de Wallis Simpson, de echo su nombre se debe a aquella, ya que tanto su madre como su abuela también la admiraban, la consideraban como una protagonista de un cuento de hadas. En una exposición donde se van a rematar varios de los objetos que pertenecieron a quien luego se convertiría en la Duquesa de Windsor, a medida que Wally va observando desde una copa, un mantel o finas joyas, Madonna nos translada a la década del treinta y somos testigos de aquel romance, que contrario a los que muchos pensaban, estuvo muy lejos de ser un cuento de hadas. El film tiene un nivel bastante desparejo en cuanto al guión respecta. Le cuesta arrancar y aunque luego levanta vuelo, los primeros cuarenta minutos resultan bastante lentos. Tal vez el error sea recurrir a una historia actual y prestarle más importancia de la que merece, como si por momentos olvidaran que es solo un nexo, un vehículo para contar el pasado. La "Wally" de hoy sufre y llora por la "Wallys" de ayer. Pasa por situaciones similares, es golpeada al igual que aquella, víctima de un matrimonio no correspondido. Mientras todos creen que fué el Rey Eduardo quien lo dejó todo por amor, ella está convencida de que fué aquella la que más perdió, ya que al enamorarse renunció a su derecho a ser libre y eso vale más que cualquier trono y corona. Así lo vé ella y se lo cuenta a un empleado de seguridad que se enamora cada vez más al verla a diario, tan fascinada tras el monitor de una cámara. Las actuaciones sin impactar, resultan bastante convincentes. Tanto Andrea Riseborough y James D'Arcy (a quien pronto veremos en Cloud Atlas, de los hermanos Wachowski) como la pareja real y Abbie Cornish y Oscar Isaac (Drive, Robin Hood) como la actual pareja, salen bien parados en los roles que les toca interpretar. En su segundo largometraje (el primero fué Filth & Wisdom, no estrenado en nuestro país), Madonna cumple correctamente su rol en la dirección, producción y en la escritura del guión a pesar de ser el punto más debil del film. Pero si algo lo compensa, es la enorme calidad en los rubros técnicos. Un gran trabajo en el diseño del vestuario (nominado al Oscar), cuidada puesta en escena y una bella fotografía capaz de captar con la misma sutileza desde un hermoso paisaje hasta el brote de una lágrima en primerísimo plano. Al film le falta la intensidad, el dramatismo y porqué no, esa pizca de humor que le sobraba a aquel dirigido por Tom Hooper hace dos años y lo que logra transmitir lo hace en parte gracias a una muy buena banda de sonido, que aporta al relato la emoción que no llega a conseguir del todo por otros medios. Al finalizar, en los créditos suena la canción, también compuesta por Madonna y ganadora del Golden Globe, Masterpiece, la cual comienza diciendo: "Si fueras la Mona Lisa, serías exhibida en el Louvre y todos vendrían para verte......". Está claro que no se refiere a la película, pero en mi opinión es mucho más de lo que esperaba que pudiera entregar esta "chica material", y eso habría que tenerlo en cuenta.
(Anexo de crítica) Hace cuatro años Katherine Hardwicke nos presentaba el comienzo de una saga más sobre lobos vs. vampiros basada en un obra compuesta por Stephanie Mayer y que consta de cuatro volúmenes que serían transformadas en cinco films (al igual que en Harry Potter y por cuestiones de marketing la última novela se dividió en dos). Recuerdo que sin ser una maravilla, disfruté de esa primera entrega ya que al menos cumplía su objetivo de entretener y esperé con ciertas ansias su continuación. No sé si fué por el cambio producido tras las cámaras en las siguientes entregas, pero lo que me había gustado de la primer parte de a poco se fué desvaneciendo y eso hizo que fuera a sala a ver el cierre de esta historia, más por obligación que por placer y creanme que con muy bajas expectativas. Menos mal. Aclaro que no he tenido el ¿placer? de leer las novelas, lo cual me impide hacer comparaciones sobre el traspaso del papel al fílmico, pero si me he tomado el tiempo en preguntar sobre las mismas a quienes las leyeron y pude notar que hay grandes diferencias, sobre todo en esta última. Lo cual me lleva a preguntarme porqué, siendo la misma autora de la novela quien produce el film y seguramente asesoró en la escritura del guión. Tras haber dirigido muy buenas películas (Gods and Monsters; Dreamgirls y la ganadora del Oscar Chicago, entre otras) me cuesta entender que fué lo que llevó a Bill Condon a hacerse cargo de la dirección de la última novela y más aún de haberla dividido innecesariamente en dos. De poco sirve hablar de la historia en sí, ya que quienes vayan a verla saben muy bien de que viene el asunto. Pero para algún despistado que no esté al tanto solo les puedo decir que la parte dos comienza exactamente donde finalizó la primera, cuando Bella habría sus rojos ojos de vampiresa al haber sido convertida por su amado Edward luego de morir al dar a luz a la hija de ambos: Renesme. Es justamente en base a la niña (de bebé creada digitalmente y que crece a una gran velocidad), donde se centrará la segunda parte, por supuesto que luego de una larga presentación de Bella intentando adaptarse a su nuevo mundo. Es ahí donde empezamos a encontrar las primeras de muchas falencias en un guión que provoca risas en una platea que parece haber olvidado que comenzó viendo la saga Crepúsculo como una historia de amor, como un triángulo amoroso entre esta Bella y sus dos bestias. La primera hora y cuarto resulta larguísima y solo se puede destacar, más allá de algunas escenas bien fotografiadas, la enorme actuación de Billy Burke como el preocupado padre de la protagonista. Su genial "Charlie" es quien merece llevarse los mejores elogios en lo que respecta a las actuaciones. Aunque es una pena que su participación sea tan breve. Es en los últimos cuarenta minutos donde el film remonta un poco. Cuando Renesme es vista paseando por el bosque, rápidamente se da aviso a los Vulturi, quienes dan por sentado que esta niña es inmortal. Creyéndola una gran amenaza para su especie inician su marcha hacia el enfrentamiento con los Cullen con el fin de destruírla. Pero una visión de Alice advierte a su familia y todos salen a recorrer el mundo en busca de vampiros que oficien de testigos en la batalla, que contará también, con el apoyo de Jacob y su tribu (al público masculino les consejo que se tapen los oídos cuando Jacob vaya a sacarse la remera, ahí las muchachas estallan en gritos y aplausos ensordecedores). Hay sí, una batalla y se puede decir que a nivel técnico está impecablemente realizada y así como en la primera mitad se lucía el padre de Bella, en esta parte se destaca (a pesar de su horrible peluca) el genial Michael Sheen. Esta vez se justifican las risas del público y por momentos su personaje Aro, líder de los Vulturi, al menos en lo personal me hizo recordar al inolvidable bufón que interpretó Stephen Rea en Entrevista con el Vampiro, de Neil Jordan. Resta decir que sobre el final habrá una vuelta de tuerca, de la cual por obvias razones conviene no anticipar detalle. Lo que sí es seguro que Amanecer parte 2 va a llevar mucha gente a sala. Lo que no significa que todos vayan a quedar satisfechos por igual.
"Siempre hay una manera de salir adelante, de ser felices. Sólo tenemos que encontrarla". Estas palabras suenan en un programa radial y luego en la primera imagen que se nos presenta, alguien, parado al borde de una azotea, afirma que su problema es, justamente, no poder ser feliz. El comienzo ya de por sí es inquietante, como lo será el resto de la poco mas de hora y media que dura el film. Jaume Balagueró es un director Español que si bien lleva una larga carrera en su país, logró trascender las barreras internacionalmente con las dos primeras entregas de REC. El hombre sabe lo que hace y maneja el suspenso de una manera que pocos pueden hacerlo. Sabe como ponernos nerviosos y mantenernos atentos a cada movimiento de su protagonista. Hay muchas maneras de describir a "Mientras Duermes". Es fuerte, oscura, violenta, perturbadora y capaz de hacernos meter en la mente de un psicópata como no lo hacíamos desde "El Silencio de los Inocentes", cuando conocimos al temible Lecter. Balagueró nos da una clase magistral de como asustarnos en serio con el mejor terror psicológico y nos muestra que el verdadero miedo es el que se siente, el que se palpita a cada minuto y sin nececidad de usar la violencia extrema, sin el excesivo uso del gore (salvo en una sola escena y porqué la historia así lo requiere). César (interpretado magistralmente por Luis Tosar y nominado al Goya por esta actuación) trabaja como encargado en un edificio de departamentos. Su trabajo aparentemente rutinario y aburrido le permite conocer a fondo a cada una de las personas que allí habitan. Sabe todo sobre ellos, como viven, con quienes se relacionan, a que hora salen y a que hora regresan. Y cómo "Saber es poder", va a utilizar esta información con un único objetivo. A César no le sobran los motivos para no ser feliz, así que no va a dejar que los demás lo sean. Su propósito va a ser arruinarle la vida a las personas que viven en su edificio y de a poco lo va logrando. Pero aparece un obstáculo y se llama "Clara". Clara (impecable Marta Etura, a la que algún espectador memorioso recordará de la miniserie Vientos de agua, de Campanella) es la vecina del 5b. Su enorme simpatía, belleza, dulzura y radiante sonrisa irritan a César. Cada mañana cuando ella baja para ir al trabajo, está mas radiante, mas feliz. Clara nunca para de sonreir y se convierte en su mayor obsesión y desafío. A medida que el relato avanza, la tensión aumenta hasta hacer que nos aferremos a la butaca de los nervios a más no poder. La impecable dirección de Balagueró está muy bien respaldada por un excelente trabajo de fotografía y muy buena música. Dos factores fundamentales que ayudan a que la tensión vaya creciendo constantemente, sobre todo en los momentos en que César se oculta bajo la cama de Clara esperando que se duerma. En esos momentos el film resulta bastante claustrofóbico, y esa es la idea. Párrafo aparte merece la joven Iris Almeida, quien interpreta a a la niña Úrsula y es vecina en el mismo piso que Clara, ya que hace un gran debut en la pantalla entregando una muy buena actuación con un personaje al que mas vale prestarle un poco de atención. Así que ya están advertidos, sin viven en un edificio con muchos departamentos y un encargado, fijense bien a quien le abren la puerta. Uno nunca sabe que pasa o puede pasar "Mientras Duermes"
Siempre dije que el guión y la dirección son la columna vertebral, los cimientos de toda película. Ahora, que sucede si construímos un edificio y los cimientos están mal hechos? Sin dudas se vendría abajo. A cualquier film se le puede perdonar que falle en diferentes rubros (ya sean técnicos o artísticos) pero hay que saber que cuando un guión ofrece poca sorpresa y nos lleva por lugares previsibles, el género se transforma en rutinario y no despierta mayor atención. Temí que esto pasara con "Safe", cuando ya a los primeros minutos, el relato no despegaba, aunque claro, Statham se las ingenia para captar la atención de la audiencia sin problemas, más allá de lo que se cuente, en sí. Boaz Yakin, quien ha tenido mejor suerte en la dirección con títulos como "Duelo de Titanes" o "Simplemente amigas" entre otros y en su trabajo como guionista de "El Príncipe de Persia", "Del crepúsculo al amanecer 2" o "El principiante", asume acá ambos roles y el resultado final deja mucho que desear. Todo comienza con una larga introducción que ocupa un tercio del film y nos muestra mediante un desprolijo trabajo de edición paralela, los caminos que conducen al encuentro de sus dos protagonistas. Mei (Catherine Chan), es una niña oriental prodigio con los números, que es sacada del colegio para luego ser adoptada en forma ilegal por la mafia china y utilizada para almacenar en su joven memoria todo tipo de datos, llevar el conteo de las inversiones, ganancias, pérdidas y así saber quienes se están quedando con algún que otro vuelto. Luke Wright (Jason Statham, que repite una vez más el personaje al que ya nos tiene acostumbrados), es un hombre que lo ha perdido todo y a punto de tomar una drástica desición, se le cruza en su camino esta niña y le encuentra un nuevo sentido a su vida. Mei logró escapar de los chinos con un extenso código, que ellos están dispuestos a recuperar a toda costa y si a esto le sumamos que tras el código también está la mafia Rusa y un grupo de policías corruptos, el resultado es la tipica carrera de persecución y el todos contra todos. Statham una vez más se enfrenta el solito a un malón de delincuentes a fuerza de puño y arma. Y adivinen quien gana? Con un guión simplón (aunque efectivo si no tenés mucha preocupación en él) abundan frases como "Porqué me salvaste?", "Yo no te salvé, tú me salvaste a mí"... que en otro contexto hubieran resultado algo dramáticas, pero acá pierden al repetirse como estrategia de vinculación entre los personajes... Sí, hay algunas escenas de acción bien filmadas y que los consumidores de este tipo de cine van a agradecer; pero lástima que no se haya arriesgado más con un guión menos directo, en el cual hubiera algunas vueltas de tuerca para mantener la tensión. Quiero decir, lo que veremos, será lo que siempre ofrece Statham, así que si sos su fan, elegirás verla. Y sino, esperarás un título que ofrezca, tal vez, una historia con más vuelo que "Safe".
Si hay un género que me fascina y al que encuentro muy dificil de realizar es el drama de estructura coral. Ese que nos cuenta en un comienzo diferentes historias paralelas que a lo largo del relato se van uniendo entre sí y resultan tener más de un punto en común. Con un guión basado en la obra "La Ronda" de Arthur Schnitzler, adaptado por Peter Morgan y dirigida por Fernando Mereilles, llega a las salas "360". De Morgan podemos decir que ya tenía cierta experiencia al escribir otro libreto de indole coral con Mas allá de la vida, de Clint Eastwood, aunque en aquel film eran solo tres las historias a las que había que prestar atención. Y de Mereilles basta nombrar dos títulos como Ciudad de Dios y El Jardinero fiel (olvidemos la fallida Ceguera) para saber el talento que tiene como realizador. Si a esto le sumamos nombres como Jude Law, Anthony Hopkins, Rachel Weisz y Ben Foster a la cabeza de un impecable elenco, sin dudas deberíamos estar ante un film cuyo resultado deberia ser más que óptimo. Pero no es así y no por falta de méritos (que los tiene de sobra), sinó porque en este caso se nos presentan demasiadas historias, algunas interesantes, otras no tanto y demasiados personajes que terminan logrando que el espectador no llegue a involucrarse directa o indirectamente con ellos. El sexo, ejercido en este caso por una joven mediante la prostitución (punto en común con Elles, estreno de la semana pasada), es el disparador de una historia con varias subtramas que tocan interesantes temas como el amor, el engaño, la infidelidad, la reinserción en la sociedad, la búsqueda de un ser querido y de un futuro, entre otros. En el comienzo vemos a una joven en una sesión de fotos que serán subidas a la web y ofrecerán sus servicios sexuales. La acción comienza en Viena y luego se translada a Bratislava donde se da paso a la segunda historia, que es la que protagoniza Jude Law, como un hombre en viaje de negocios y dispuesto a contratar sus servicios. Esto nos conduce a Londres, luego a París y a Colorado, para que al finalizar el relato (después de un giro de 360 grados), nos encotremos donde empezó todo. La idea no está mal planteada desde el comienzo, sin embargo la lentitud con la que se abordan algunas de ellas, hace que los 110 minutos que dura el film se sientan como si fueran muchos más y otro factor que resulta un tanto engañoso es que el elenco de mayor renombre (Hopkins, Law, Weisz, Foster) tienen participaciones sólidas, pero muy breves, siendo las caras menos reconocidas, los verdaderos protagonistas. Aunque hay que reconocer que es Ben Foster quien entrega la mejor actuación del elenco interpretando a un ex presidiario recién salido de la cárcel y nos da el momento de mayor tensión del film. Un correcto trabajo de fotografía y una muy buena banda de sonido realzan un poco el relato, pero al finalizar nos queda la sensación de que pudo dar mucho más. A veces, con las buenas intenciones, no alcanza.
El primer pensamiento que aterrizó en mi cabeza cuando terminé de ver "Get the Gringo", e incluso antes de que finalizara, fué: Gracias Mel Gibson por volver a interpretar a un personaje que te hemos visto hacer muchas veces, en tus inicios, y que ya estábamos extrañando. Un personaje que puede ser bueno, malo, loco, cínico, irónico, pero por sobre todo, un personaje que a lo largo de la hora y media que dura el film, se hace querer. Esto no quiere decir que la película sea perfecta, porque no lo es y dista mucho de serlo. Pero a la hora de poner en la balanza pro y contra, terminamos por ver un producto que entretiene, no aburre, con mucha acción y grandes dosis de humor. Dirigida por Adrian Grunberg (quien ya había asistido al propio Mel Gibson en la dirección de Apocalypto) y co-escrita y producida por el mismo Mel ( sin estreno comercial en los Estados Unidos y lanzada directamente al mercado hogareño mediante el sistema PPV ), el film comienza con una espectacular persecución, muy bien filmada, en la frontera entre Estados Unidos y Mexico. La policía (de ambos lados del metálico muro que divide los países) persigue a dos delincuentes, disfrazados de payasos, que escapan con un millonario botín. Una maniobra peligrosa hace que los fugitivos vuelquen, terminen del lado Mexicano, y los agentes con su dinero. Es así como nuestro protagonista termina en una carcel-pueblo (llamada El Pueblito), altamente vigilada, donde no hay reglas y solo rige la ley del más fuerte. Con mucha astucia y picardía, este anti heroe se va haciendo un lugar, mientras que no para de pensar en como recuperar el dinero que le quitaron. Hasta que conoce a un níno de diez años que dice ser especial (en cierto modo lo es, sinó que haria un niño en un lugar así?), Y todo cambia. Todo esto en los primeros veinte minutos del film, así que imagínen todo lo que puede llegar a pasar en los noventa que dura? El ritmo es muy acelerado y no decae en ningún momento. Una impecable edición y un trabajo de fotografía con unos colores fuertes, entre amarillo y anaranjado, (que recuerdan a Traffic de Steven Soderberg e intentan transmitir ese aspecto de viejo, sucio, hasta sentimos que podemos oler la suciedad que habita el lugar) son los puntos fuertes del film. Al igual que la exquisita banda de sonido, que incluye desde "Padre nuestro" de Los Fabulosos Cadillacs, hasta "Sabor a mí" en la hermosa versión del Trío Los Panchos a dúo con Eydie Gormé y grabada hace casi medio siglo. El por momentos excesivo uso de cámara lenta y congelamiento de la imagen (con relato en off incluído), convierten al film en un producto más cercano al estilo de Tarantino y Robert Rodriguez que al que Icon (Productora de Mel Gibson) acostumbra a producir. Si esto es bueno o malo, depende de cada espectador. Así como también le puede jugar en contra que, siendo corto el film, muchos sean los personajes que entran y salen se escena, pudiendo confundir por momentos y hacer que nos preguntemos (si no se está muy atento) quién era o que fué de tal o cual personaje. Así y todo el resultado final es una película no va a ser un hito, pero que se disfruta de principio a fin y es técnicamente impecable . Hoy en día, eso, es mucho más que suficiente para salir satisfechos del cine y con la sensación de haber asistido al regreso del mejor Mel Gibson en años.
Para ser sincero, nunca antes había visto una película de la directora polaca Malgorzata Szumowska. Sabía que éste, junto a sus tres films anteriores habían sido premiados en diferentes festivales, que había sido coproductora de Anticristo, de uno de mis directores preferidos como lo es Lars Von Trier, y que en éste cuarto film que hoy se estrena, contaba con el protagonismo de una actriz a la que admiro muchísimo: Juliette Binoche. No sobraban motivos para crearme cierta expectativa a la hora de ingresar a la sala a ver "Elles". Al finalizar la proyección, lamentablemente, todo quedó en una promesa y si bien no estamos ante un mal film, el resultado final está lejos de lo que esperaba, más por la falta de un guión consistente (escrito por la misma Malgorzata) que por su dirección. El film cuenta la historia de Anne (Binoche), una periodista que escribe como colaboradora de la revista francesa Elle, inmersa en su último trabajo que consiste en un artículo sobre las adolescentes que ejercen la prostitución para poder pagar sus estudios, carreras, o simplemente crecer económicamente. En el transcurso de los poco más de 90 minutos que dura, nos va mostrando en una larga suceción de plano tras plano, pero sin un hilo conductor que haga más fluído el relato, la rutina de esta ama de casa que Juliette Binoche compone con la enorme solidez a la que nos tiene acostumbrados. En esta rutina diaria, la vemos transitar por todo tipo de estados y realizar todo tipo de tareas. Prepara el desayuno mientras piensa que va a cocinar en la cena a la que van a asistir los jefes de su esposo, reniega con sus hijos, limpia, cocina, la vemos ir al baño, hacer pilates, escuchar música clásica, etc.... Pero (al menos en su casa) nunca la vemos sonreir y cuando descarga una especie de ira contenida contra la puerta de la heladera que se niega a cerrar del todo, intuímos que algo no anda bien. Para escribir el artículo, Anne consiguió una larga serie de entrevistas con dos chicas que ejercen la prostitución por diferentes motivos o nececidades. Charlotte (Anaís Demoustier) poseé toda la sencillez y timidez que trae del campo de donde proviene y trabaja de esto ma? por nececidad, que por placer. Alicja (Joanna Kulig) es todo lo contrario. Seductora, sexy y llena de ambiciones, no le importa cruzar cualquier límite (sexualmente hablando) con tal de escalar en la sociedad y forjarse un futuro prometedor. Ellas, entre los relatos de sus experiencias sexuales, que son mostradas en algunos casos de forma un tanto explícita en vez de relatarlas y dejar que el espectador forje su propia imagen de los acontecimientos, de a poco van haciendo que Anne se planteé si su matrimonio va por el camino correcto con respecto al sexo, y porqué no en el amor también. En compañia de estas chicas comienza a soltarse un poco más, a sonreir (hay algo más hermoso que la sonrisa de Juliette Binoche?), a beber cuando nunca antes lo había hecho en una entrevista. Surgen las fantasías y las dudas entorno a la pareja y al tiempo perdido. Con muy buenas actuaciones del trío protagónico, (el resto del elenco pasa completamente desapercibido), algunos pasajes que están demás y otros bien logrados, sobre todo en el tramo final, "Elles" está lejos de ser un gran film, pero no deja de ser una interesante propuesta para el público adulto. Y además, (llámenme baboso si quieren) ver a la hermosa Juliette Binoche, bien vale el precio de la entrada.