Mercedes Gaviria Jaramillo tiene 30 años, estudió dirección y sonido en la FUC y es hija de Víctor Gaviria, realizador colmbiano que supo retratar la violencia del Medellín de los 80 y 90, por lo que se infiere que buena parte de su vida transcurrió entre cámaras y rodajes. Su ópera prima Como el cielo después de llover, que pasó por Rotterdam y Mar del Plata, entre otros festivales, confirma esta presunción. Se trata de una propuesta tan personal, que Mercedes no solo estuvo a cargo de la dirección, el guión y el sonido, sino también del montaje y la fotografía.
La provincia de Entre Ríos ha ganado presencia como escenario del cine argentino contemporáneo a través de directores como Celina Murga, Eduardo Crespo, Iván Fund y Maximiliano Schonfeld, éste último enfocado en la descendencia alemana asentada allí. En Jesús Lopéz, cuarta película de Schonfeld, que integra la Competencia Latinoamericana del Festival de Mar del Plata, la acción vuelve a situarse en una comunidad de "gringos" de pocas palabras y atmósfera enrarecida.
Primero fue el balneario de La Pedrera (La Perrera), luego la ciudad de Salto (El lugar del hijo) y ahora una estancia en Rivera, casi en el límite con Brasil: parece que Manuel Nieto Zas puede filmar en Uruguay y prescindir de la centralidad de Montevideo. Y es en el interior del país donde el director desarrolló una temática presente en sus tres películas: las tensiones entre el campo y la ciudad, más precisamente, como explicita el título de su último trabajo -El empleado y el patrón, coproducción con Argentina, Brasil y Francia que integra la Competencia Latinoamericana del Festival de Mar del Plata-, entre patrones timoratos (o herederos que les cuesta asumir responsabilidades) y empleados que aprovechan esas vacilaciones.
El perfecto David transcurre prácticamente en penumbras: atardeceres, cuartos con persianas bajas, gimnasios sombríos, alguna fiesta nocturna. Esos claroscuros parecen una metáfora del David del título (Mauricio Di Yorio), un chico de 16 años cuya vida no tiene demasiada luz. Por motivos que la ópera prima de Felipe Gómez Aparicio irá develando de a poco, su madre (Umbra Colombo) lo somete a una impiadosa rutina para mantener un cuerpo digno de un físicoculturista.
Tras pasar por la Berlinale y el Festival de Mar del Plata del año pasado, tiene su estreno en salas Isabella, sexta entrega de la saga que su director Matìas Piñeiro denominó "Las Shakepeareadas". Se trata de una serie de ficciones cuyo eje es un grupo de actores intentando adaptar al teatro una pieza del autor inglés. Al igual que en sus anteriores trabajos, volvemos a ver castings, ensayos, escenarios, recelos entre compañeros y demás situaciones del ambiente de las tablas, solo que en esta oportunidad Piñeiro se vale de una puesta visual que enriquece -y mucho- a la película.
¿Hay una trama en Desterro? Podría ser ésta: Israel y Laura, una joven pareja brasileña con un hijo pequeño, parecen haber llegado a un punto muerto en su relación: poca conexión, largos silencios, sensación de hartazgo. De pronto, Laura desaparece inesperadamente y, al poco tiempo, a Israel le avisan que encontraron su cuerpo en Argentina y debe ir a reconocerlo.
Por una de esas piruetas del destino, Nuevo orden, acaso la película más desmesurada y caótica de Michel Franco, el (ya no tan) enfant terrible del cine mexicano, ve la luz este 2020 desmesurado y caótico como pocos años. Y como si de una ironía de calendario se tratase, el film llega nuestro país -a través de Cinemark Hoyts- un día de paz y recogimiento como es el de Nochebuena.
Al igual que muchos documentales de corte intimista, Silvia tiene el desafío de que los materiales y la visión que la recorren -que, en este caso, son extremadamente personales- resulten interesantes puertas afuera. La propuesta de María Silvia Esteve cumple con ese cometido y logra que el espectador ajeno se zambulla en esa historia que comienza con los festejos de un casamiento para dar lugar a una complejidad interpeladora.
En 2005, la periferia de París estalló. Diversos enfrentamientos entre sectores postergados de la capital francesa y la policía -que tuvieron como saldo la muerte de dos musulmanes y cientos de vehículos incendiados- ocuparon buena parte las noticias internacionales. La paz fue transitoria pero las tensiones aún hoy persisten. Los miserables -una explicita alusión a la clásica obra de Victor Hugo, que aunque no esté totalmente inspirada en ella puede aplicar el calificativo a cualquiera de sus personajes- explora de manera descarnada los conflictos del París que no figura en los atractivos turísticos.
No puede decirse que Salvador Dalí, en busca de la inmortalidad escatime información. Al contrario: el documental del catalán David Pujol sobre esta figura central de la pintura (y el arte en general) del siglo pasado es todo lo acabado, prolijo y estético que exige un encargo oficial (fue producido por la Fundación Salvador Dalí-Gala), aunque tampoco va mucho más allá de un convencional repaso de vida y obra.