“Don’t Look Up” de Adam McKay. Crítica. Basada en hechos que podrían ser reales. La última película de Adam McKay desembarcó en el catálogo de Netflix hace algunos días. “Don’t Look Up”, realiza una fuerte sátira de la realidad, sobre todo el pueblo americano. Dividiendo las opiniones entre los que aman odiarla y los que odian amarla, se presenta como un fuerte candidato a los Oscars. Si algo parece sacado de la realidad, es porque en cierto sentido son parte de la misma. Como ya nos tiene acostumbrados el director, esta producción cuenta con un elenco de primer nivel. Entre ellos, Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Jonah Hill, Rob Morgan, Mark Rylance, Tyler Perry, Timothée Chalamet, Ron Perlman, Ariana Grande, entre otros. Cual ensalada de frutas, tanto talento logra funcionar a la perfección. La estudiante de posgrado en astronomía, Kate Dibiasky y su profesor Randall Mindy hacen un importante descubrimiento. Un meteorito del tamaño del monte Everest se dirige directamente a la tierra y las probabilidades de colisión son del 100%. Con solo 6 meses para evitarlo se contactan inmediatamente con la NASA y viajan a la casa blanca para hablar con la presidenta. Pero a nadie pareciera interesarle este evento con capacidad apocalíptica. En plena pandemia mundial, hablar de un evento que puede llegar a borrar a los humanos de la faz de la tierra podría parecer arriesgado. Lo que sucede es que un hecho habla del otro. El meteorito es la pandemia. Los políticos que no saben que hacer o eligen desestimar el acontecimiento son los nuestros, al igual que el porcentaje de personas escépticas o los conspiranoicos negacionistas. Tener acceso a internet, es tener acceso a todo el conocimiento del mundo. El problema es que los algoritmos, muchas veces utilizados, nos envuelven en burbujas donde solo se muestran las cosas que nos gustan. Si a este sesgo informativo le sumamos los que cada uno posee por cuestiones de crianza, religión, política, o modo de pensar, todo deriva en que solo creemos en lo que queremos creer. En aquellas cosas que no nos lastiman y reafirman constantemente nuestros criterios. Esta realidad es a la que se enfrentan Kate y Randall. Aquí el método científico pareciera no funcionar, las personas solamente quieren que el show mediático continúe sin interrumpir sus vidas. Creer en el advenimiento del meteorito se convierte en un acto político. Al final todo se vuelve binario, mirar hacia arriba y creer o no mirar y desconfiar. Cada consigna responde a un sector con necesidades propias. Salvar a la tierra en el primer caso y mantener el poder político en el segundo. Similar a lo que sucedió con la implementación de los barbijos y tapabocas. Sumado a esto, se encuentran los agentes externos quienes solo buscan ganar dinero. Ya sea el dueño de la compañía de celul ares, como el local que vende palas a precios exagerados. Quienes empujan las decisiones para el lado que más les combiene a ellos mismos. Adam McKay y David Sirota, quienes se encargaron de escribir la historia, supieron leer los tiempos que habitamos con un ojo crítico y una sátira venenosa. “Don’t Look Up” puede no gustarle a muchas personas, las cuales probablemente se sientan ofendidas por su representación en la película. Pero no deja de ser sorprendente que en pleno siglo XXI no podamos ponernos de acuerdo ni siquiera sobre qué forma tiene nuestro planeta. Es, completamente, necesaria su visualización para quien quiera comprender los tiempos que estamos viviendo.
“Tres en la deriva del acto creativo” de Fernando “Pino” Solanas. Crítica. La película póstuma del icónico Fernando “Pino” Solanas. Francisco Mendes Moas Hace 4 semanas 0 37 Tenemos aquí la película de apertura del 36º Festival internacional de cine de Mar del plata. La última película realizada por el inigualable Fernando “Pino” Solanas, “Tres a la deriva del acto creativo”. El documental fue proyectado una vez finalizado el acto de apertura y tras la presentación de los integrantes de su familia, sus tres hijos y su esposa. Además de “Yuyo” Noé, uno de los protagonistas del audiovisual, quien vino acompañado por su hijo, Gaspar Noé, al festival. Todo comienza con una reunión de amigos, Pino, Yuyo y Tato (Pavlovsky), acompañados de sus esposas y sus hijos. Reunidos para hablar sobre el acto creativo, abarcado desde las distintas disciplinas como son el cine, la pintura y el teatro. Además del arte, también los atraviesa el exilio y un férreo patriotismo. Cada uno eminencia en su rubro, representan el arte de una época. Tarea casi imposible la de desenmarañar los misterios de la creatividad, más aún en el mundo artístico. Los tres amigos enhebran sus conversaciones y visitas por tres hilos conductores, el arte, el exilio y el patriotismo. Siendo características que definen sus producciones artísticas, también los definen como personas. Por lo cual no pueden quedar separadas de la creación, del rayo de la creatividad. Aquel trayecto zigzagueante y caótico que deriva en la creación de una obra artística. Si bien el documental se encuentra lleno de alegría, la cual traspasa la pantalla, a la par un tinte melancólico se encuentra presente en todo. Puede ser resultado de personas hablando del pasado, uno que tal vez no fue mejor. Aunque a su vez se trata en algunas ocasiones se trata de dos amigos que charlan y se demuestran cariño. Amigos que ya no se encuentran entre nosotros, dejando esa sensación brindada por el precos fin de algo. Pese a la tristeza que pueda brindar su visualización, la alegría prepondera. “Tres en la deriva del acto creativo” demuestra cómo “Pino” aún mantenía la magia intacta, sabiendo realizar las preguntas gustas y sostener firme la cámara después de hacerlas. Por demás emotiva, además de conseguir representar una época pasada desde el presente. Presente que sigue siendo pasado ya que el rodaje de la misma queda una década detrás de nuestro día.
“Amor bandido” de Daniel Werner. Crítica. Tras un paso por el BAFICI y una larga espera a fin de ser estrenada en los cines, llega “Amor bandido”. La primera película de Daniel Werner, podrá verse, además de en los cines, en la plataforma Cine.ar, de manera gratuita por una semana. Protagonizada por Romina Richi y Renato Quattordio, y con la participación de Rafael Ferro. Una sinuosa trama, llena de sexo, crimen y buenas actuaciones. Joan pareciera ser un joven que lo tiene todo, una familia bien acomodada, asiste a un colegio importante y además está enamorado de su profesora de plástica. La relación es correspondida y durante el fin de semana largo de semana santa, ambos se escapan a la casa que ella tiene en Córdoba para dar rienda suelta a sus pasiones. Pero aquí nada es lo que parece y Joan pronto descubrirá que su vida se encuentra en peligro. En un comienzo parecemos habitar la fantasía idílica de un joven lleno de hormonas y una mujer con pocos escrúpulos. Pero poco a poco, el sueño erótico estudiantil, de encamarse con la profesora comienza a transformarse en una terrible pesadilla. El joven, papa caliente, a quien, su despertar sexual le tira más que una manada de caballos, cae en la trampa de su estuprosa profesora. Pues no podemos obviar que él sigue siendo un menor de edad. Tal vez parezca menos impresionante al tratarse de un joven viviendo el sueño o porque los actores son claramente mayores de edad. Por un lado la celebración de que vuelva a mostrarse el sexo en pantalla, que el cine moderno poco a poco comenzó a obviar y casi pareciera una autocensura. Por el otro, el tipo de relación estuporosa que se mantiene y pareciera atentar la desmantelación de un tema tabú. Empero al ser el personaje de Romina Richi tan ambiguo en sus deseos y utilizar el sexo como una herramienta de coerción, no se ve a la relacion como algo positivo. Si no más bien todo lo contrario, tenemos a un adulto en una situación de poder que no hace más que abusar del mismo una y otra vez. Así mismo la trama se desarrolla a fuego lento, hasta que hierve y al rebalsar se apaga el fuego. Durante poco más de la mitad del film no pareciera pasar nada más que romance para luego explotar el thriller que venía empollando. Encausando en un desenlace a la velocidad de la luz, que no se compara con su aletargado inicio. Nobleza obliga, todo fotografiado de una manera excepcional, con la aplicación de zooms que tan bien acompañan a la espesa atmósfera. La dupla protagonista de Quattordio y Richi generan una gran química y Rafael Ferro nos deja con muchas ganas de ver más de él. Tenemos aquí a un director que sabe tanto lo que quiere como lo que hace, y además es muy bueno eligiendo a sus intérpretes. Con “Amor Bandido” comienza a caminar una carrera que afinando el lápiz en el tratamiento de los temas, puede llegar a ser más que interesante.
“Sola” de Jose Maria Cicala. Crítica. La ópera prima del director Jose Maria Cicala se estrenará el próximo 4 de noviembre, renovando la cartelera de los cines. “Sola”, una idea original de Griselda Sánchez, co-guionista junto al director, cuenta con un elenco tan enorme como variado. Por nombrar alguno de los intérpretes: Araceli González, Miguel Angel Solá, Fabian Mazzei, Griselda Sánchez, Micaela Suarez. Animándose a un cine poco explotado dentro de nuestro país. Nos encontramos en un universo de gran similitud con el nuestro, salvo que aquí se encuentra vigente una guerra interminable. El marido de Laura murió en el frente y ella quedó sola y embarazada. Los militares que ocupan el gobierno la aprietan para que ella ocupe la totalidad de su vivienda. Le alquila una de sus dos casas a un viejo huésped, que se encuentra escapando de las fuerzas militares junto a su esposa también embarazada. El apogeo del cine de superhéroes puso en boca de todos el concepto de multiverso. La idea de que existen múltiples realidades iniciadas tal vez por una decisión o acción diferente a la que debería haber pasado. En uno de ellos se sitúa la película, el nazismo pareciera perdurar y la guerra llegó a nuestras tierras con resultados algo catastróficos. Las acciones y decisiones de los personajes deben medirse con la vara de este mundo alternativo, no con la que medimos aquellas películas que buscan la mimesis de la realidad. A priori la sinopsis puede resultar confusa, esto se debe a la cantidad de eventos y líneas narrativas que habitan el audiovisual. Un vasto arsenal de actores, altamente conocidos, interpretan un variopinto número de personajes. Algunos con participaciones muy pequeñas, como Rodrigo Noya o Alfredo Casero y otros llevando adelante complicadas tramoyas. La narrativa resulta algo inusual, ya que no es un tipo de cine al que estemos acostumbrados o que se produzca con regularidad al menos. Por momentos una trama bélica con nazis incluidos, por otros un thriller de secuestros, también cuenta con una subtrama de obsesión romántica. Lo cual hace que parezca un rejunte de ideas pequeñas que no parecen tener nada en común, como una cena de sobras. Empero nada está puesto al azar, en el tercer acto todo se enhebra y conecta en una red cuidadosamente tejida. Apostando por una narrativa diferente, liberada del tono naturalista y realista que prepondera en las realizaciones contemporáneas a esta. “Sola” de Jose Maria Cicala seguramente encuentre un público ávido de consumir historias como estas, que parecieran pertenecer más a un mercado extranjero que a la industria nacional. Como parte de una cinefilia sana, al igual que una dieta completa, se debe consumir productos variados a fin de poder llegar a sorprenderse con las nuevas propuestas.
“Caperucita roja” de Tatiana Mazu Gonzalez. Crítica. Un documental que no te dejará indiferente. Este jueves 4 de noviembre llega el estreno de “Caperucita roja” un documental de Tatiana Mazu Gonzalez, a quien tuvimos el gusto de entrevistar en el marco del Festival internacional de cine de Mar del Plata 2020. Tras su paso por varios festivales podremos verla en las salas de cine de nuestro país. Un encuentro generacional entre una abuela y su nieta guía esta narrativa de búsqueda experimental. Conversaciones que van desde la guerra civil española, derechos laborales, aborto, hasta las luchas feministas que toman las calles. Algo que principalmente llama la atención es el atractivo visual y sonoro que surge de la diversidad de técnicas y formatos. Implementando la superposición de imágenes y repetición dentro del encuadre, materiales de archivo, sonidos en revés o que pivotan en el estéreo y encuadres poco convencionales. Generando así una constante llamada de atención y diferenciación con la cual tratar un tema, tal vez mundano, como la reconexión entre una nieta y su abuela. Lo cual trae consigo el salto generacional, que pareciera ser abismal, entre alguien que nació a principios del siglo pasado y otra a finales del mismo. Mientras cosen un disfraz de caperucita roja, plantean su forma de ver la vida. Ya sea si está bien trabajar 18 horas o no, los acosos verbales en la calle o el deseo de maternidad. Jamás se plantea una mirada crítica o juzgadora, se entiende que cada una es hija de su tiempo y si la abuela parece tener una visión más inocente de la vida es por su crianza y las vivencias de su época. Podemos ver además, en las escenas donde el material de archivo se hace presente, a una abuela que pareciera ser eternamente anciana. Lo cual se traduce en una fuente de sabiduría como plantea el dicho, “el diablo sabe más por viejo que por diablo”. Incansablemente activa y perspicaz, absorbe todo lo que sucede a su alrededor. Compartiendo muchas veces el plano junto a la directora, que poco a poco socava información. Consiguiendo robarse la película en dos momentos clave. En un primer lugar la charla con su nieta en el momento que se corta la luz. Recibe una noticia fuerte que la moviliza, pero jamás pierde la compostura y se las arregla para dejar en claro su posición y su aceptación. La otra escena es la final, donde ella pasa de ser un actor social registrado a tomar la cámara con sus manos y grabar a su nieta. De manera imperfecta, desprolija, al tiempo que narra el cuento de Caperucita, cerrando de esta manera una especie de ciclo, con broche de oro. En este sentido, podemos afirmar que “Caperucita roja” de Tatiana Mazu Gonzalez es un documental altamente recomendable. Es por demás entretenida y técnicamente atrapante. Y si bien la directora ya se despacho con otros documentales, siempre esperaremos con ansias sus próximos proyectos.
“El apego” de Valentín Javier Diment. Crítica. Un thriller policial melodramático e impactante. En el día de hoy, jueves 4 de noviembre, llega a las carteleras la última película de Valentín Javier Diment. “El apego”, protagonizada por Lola Berthet y Jimena Anganuzzi, acaba de ganar el Premio Mejor Película en la sección Noves Visions de la 54a edición de Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya. Homenajeando al cine clásico y marcando tratamientos sobre la represión. Durante la década del 70 una joven embarazada, busca alojamiento en la cada de una medica que realiza abortos. Dado lo avanzado del embarazo se niega a la interrupción pero en cambio le propone vender el bebe y hospedarla hasta que nazca. De a poco ambas, con sus extrañas personalidades mediante, comienzan a empatizar cada día más. Dos aspectos utilizados en el audiovisual consiguen llamar la atención. En primer lugar su temporalidad, al transcurrir 50 años en el pasado se centra en una época de represión e infinidad de tabúes. Tando sea por los abortos por los las sexualidades, el mantenimiento de una personalidad falsa que sea politicamente correcta se hacia imprescindible. La liberación se encontraba puertas adentro, con las cortinas cerradas. En la actualidad muchas de los aspectos que generan conflicto perdieron peso y quedarían, tal vez, intrascendentes. Por otro lado la utilización de un bello blanco y negro durante gran parte de la película. Sumado a los encuadres e iluminación rememoran a un cine clásico de otra época, a directores como Hitchcock en “Psicosis” o Powell con ”Peeping Tom”. Que se amalgama al tono de thriller criminal, lleno de asesinatos, el cual rige en la primera parte de la trama. En cuanto se cae la represión sentimental, las barreras de autodefensa bajan, llegan los colores. Transformando todo en un melodrama Almodovaresco, correctamente logrado. Completamente atrapante, con aspectos técnicos soberbiamente implementados con sabiduría. “El apego” de Valentín Javier Diment invita a ser vista en una pantalla grande de cine, generando una experiencia cinematográfica. Creando una mezcla de tonos, que a priori uno pensaría que no condicen pero no podría ser una idea más equivocada. Consiguiendo ser algo merecedor de ser llamado cine.
“Lo inevitable” de Fercks Castellani. Crítica. Francisco Mendes Moas Hace 1 día 0 18 Formando parte de una semana compuesta por grandes estrenos se encuentra “Lo inevitable”. Dirigida por Fercks Castellani e interpretada por un gran elenco, entre los que se encuentran Luciano Cáceres, Juana Viale y Javier Godino. Sumándose así a una ola, que crece a ritmo constante e imperturbable, de cine de género argentino. Por suerte los administrativos que el público también quiere ver este tipo de películas. Es así que llega a las salas de cine esta intrigante historia sobre sectas y religión, donde las creencias y las manipulaciones van juntas a la par. Una madre ciega (Juana Viale), su hija (Daryna Butryk) y su hermano (Luciano Cáceres) se encuentran escapando del juicio final en un viejo auto, durante una copiosa lluvia. Tras un accidente, el auto queda inutilizable y deciden refugiarse en una antigua casa de campo que ven cerca. Su único nexo con la realidad exterior es una vieja radio que relata las noticias. Al menos, hasta que la realidad los encuentra a ellos, encarnada en un intruso (Javier Godino), el cual viene a ponerle fin a todo y liberar a las mujeres de sus destinos. Esta trama de encierros, ya que el grueso de la misma transcurre en la casa de campo, y armagedones solo podía funcionar de una manera. Manipulando constantemente la información brindada al espectador. Nada sabemos en un inicio, salvo que el fin del mundo está cerca y que la mujer ciega podría haberlo evitado de haber elegido continuar en el compendio religioso, que de ahora en adelante llamaremos secta. Juana Viale es la clave de todo, empero la mayor parte del tiempo inflexiblemente niega su rol. Por su parte el personaje de Luciano Caseres y el de Daryna Butryk, creen en la causa. Temen al fin y comulgan con los relatos de la radio, como cuenta la leyenda que sucedió en algunos pueblos durante el radioteatro de “La guerra de los mundos” de Orson Welles. Lo cual los llevará a accionar de manera indirecta o directa en pos de convencer a la madre para detener todo. Aquí es cuando Javier Godino se presenta como una tercera fuerza en discordia, que nos lleva a replantearnos la veracidad de los hechos acontecidos. Participe clave para generar la intriga y el desconcierto del espectador, quien hasta el momento solo contaba con una versión de la historia. Al mismo tiempo todo se sostiene gracias una compleja construcción visual y sonora, que hacen de la cabaña algo esotérico. La decoración convierte a la casa de campo en algo claustrofobico pero que en simultáneo genera agorafobia. Además de algunos momentos que pertenecen al lado más oscuro del campo onírico, utilizados para representar la incomprensión por parte del personaje de la hija. Nobleza obliga, destacar las interpretaciones de Daryna Butryk y Javier Godino quienes contagian la sensación de mundo ocultista y la hacen pasar a través de la pantalla. Acompañados de los siempre sólidos Luciano Caseres y Juana Viale. Entrado el tercer acto el desconcierto por momentos se vuelve hiperbólico. Una seguidilla de actos y acciones que dejan a cualquiera recalculando, para luego unir todo de manera exquisita, igualando a los mejores momentos de M. Night Shyamalan. Por momentos descabellado y por otros rozando el delirio, tenemos aquí uno de los mejores finales del año, dentro del cine argentino. Otra sólida demostración de que se puede hacer cine de género argentino. “Lo inevitable” consigue sortear las complejidades de un presupuesto ajustado con ingenio, logrando buenos resultados. Esperemos que este sea el inicio de una rueda que no se detenga jamás y que alguien le dé más dinero a Fercks Castellani para realizar su próxima película, seguramente los resultados serán sorprendentes.
“Yo nena, yo princesa” de Federico Palazzo. Crítica. La primera película en tratar la identidad de género en la infancia. Mañana 28 de octubre se estrena “Yo nena, yo princesa” una película que hay que ver. Dirigida por Federico Palazzo y basada en el libro “Yo nena, yo princesa: Luana la niña que eligió su propio nombre” de Gabriela Mansilla, madre de Luana. De esta manera llega a la pantalla grande la historia de la primera niña trans del mundo que obtuvo la rectificación de su DNI sin necesidad de un dictamen médico ni judicial. Tras infinitas visitas fallidas a diversos profesionales, una madre descubre que uno de sus mellizos no se identifica con el género asignado al nacer, basado en su genitalia. Con mucho amor y esfuerzo acompaña a su hija en el proceso, culminando en la búsqueda de rectificación del DNI. Este proceso facilita a su hija un documento que certifique su identidad ante la burocracia. Lo primero que cabe resaltar es la sublime actuación de Isabella G. C, poseedora de una mirada que transmite mil sensaciones, desde tristeza e incomodidad hasta inocencia y la alegría más pura. Genera a su vez una gran química con Eleonora Wexler, quien interpreta a su madre. Una madre capaz de luchar contra viento y marea por la felicidad de su hija. Por otra parte, el incómodo personaje de Juan Palomino, deriva, a su manera, en villano debido a su incapacidad de comprender a Luana. En último lugar, pero no por ello menos importante, Valentino Vena es el hermano mellizo y consigue capitalizar cada segundo que aparece en pantalla con una simpatía voraz. Si bien la búsqueda del audiovisual no es ser un objeto pedagógico, en cierto modo termina siéndolo. Que no se entienda esto de manera negativa: al tratar la identidad de género en la infancia de manera directa y sin sutilezas, sentando un precedente y poniendo la conversación sobre la mesa. Diciendo las cosas como se tienen que decir, sin hacer la vista gorda, ni temiendo herir susceptibilidades. En lugar de aleccionar o dar cátedra académica, aquí se enseña desde lo emocional. Quien no quiere aprender, no lo hace, pero nadie puede evitar sentir. En este audiovisual se nombran las cosas: pene, vagina, cambio de sexo, la dificil vida del colectivo de personas trans (quienes hoy en dia tienen una expectativa de vida de 35 años), transfobia y discriminación. Lo que no se nombra no existe y en este caso por partida doble, ya que se representa en la pantalla. Poniendo el ojo sobre lo que muchos deciden desconocer. Haciendo mayor hincapié, especialmente en la primera parte, sobre la ignorancia. En muchos casos siendo el mismo sistema de salud que desestima la problemática, el cual debería poder brindar apoyo a quien lo necesite, sin importar nacionalidad, raza o género. Asimismo se comparte una visión optimista sobre el mundo, un mundo que es menos hostil que hace algunos años. Donde Luana encuentra una puerta que se cierra o persona que se niega a tratarla por quien es, encuentra otras cinco que la aceptan y acompañan. Algo reflejado en las escenas del jardín de infantes, en donde las autoridades y maestras se niegan a colaborar. Empero sus compañeritos la aceptan sin prejuicios, solo por quien es. Una verdadera historia de amor y coraje es “Yo nena, yo princesa”. Federico Palazzo, elenco y equipo técnico: espero sean conscientes de lo importante que es una película así, no solo a nivel país, sino para todo el mundo. Colaborando para que la comunidad trans ocupe el lugar que históricamente le fue sistemáticamente negado. Como bien dijo la mamá de Luana, Gabriela Mansilla, en algunas entrevistas: esperemos también a cambiar y/o abrir algunas cabezas de quienes la vean.
“La casa de los conejos” de Valeria Selinger. Crítica. Inocencia militante. Ganadora del premio a la mejor película en FICCSUR, Queens World Film Festival, FECIP. Francisco Mendes Moas Hace 22 horas 0 13 El jueves 21 de octubre, llega a las salas de cine la película “La casa de los conejos” de Valeria Selinger. Basada en la novela de Laura Alcoba, ”Manèges, petite histoire Argentine”, la cual además se basa en las vivencias de la autora, retrata las vivencias de una joven niña durante la última dictadura cívico-militar. Además de haber tenido un exitoso paso por festivales, siendo multipremiada, cuenta con las participaciones especiales de Darío Grandinetti y Miguel Angel Solá. A muy corta edad Laura aprendió a guardar secretos, no decir su verdadero apellido o donde vive, ni siquiera a sus abuelos. Sabe que cualquiera de estos datos pone en peligro la vida de su madre, una militante montonera perseguida por los militares. Escondiéndose en una casa de La Plata, junto a sus compañeros, monta una imprenta clandestina donde imprimen fascículos de “Evita Montonera”. Componer a partir del punto de vista de un niño que vive en carne propia las persecución por parte de las fuerzas armadas no es algo nuevo. Benjamín Ávila lo hace en “Infancia clandestina” por nombrar un ejemplo. Empero el enfoque en este caso es diferente. Laura no vive la militancia de su madre como algo ajeno, forma parte de ella, la hace carne. Ver limpiar armas durante la merienda o tener que esconder libros y objetos detrás de un embute son su cotidianidad. Para ella este hombre no solo representa una enciclopedia de conocimiento, sino que es la encarnación de la militancia, alguien capaz de darlo todo por la causa. Tal vez por este motivo no llegue a comprender los arranque de ira del mismo en momentos donde ella pone en riesgo el secreto de la organización. Una ira con fuertes raíces en el miedo, el pensamiento constante de que el más mínimo detalle desapercibido puede significar el fin. Una sensación que nunca abandona la casa ni a sus integrantes. En primer lugar, la nobleza obliga a decir que las interpretaciones de Laura son correctas y nos invita a transitar el mundo a través de sus ojos. En segundo lugar, e hilando fino, el physique du rol no pareciera ser el ideal, denotando algunos años más de los que pretende insinuar. El resto de los integrantes del elenco no se quedan atrás, transmitiendo lo complicado que era vivir en esa época siendo militante. Aquí desbordan las miradas, llenas de miedo a ser capturados, pero convencidas de la causa. La película de Valeria Selinger, “La casa de los conejos” no es otra película más sobre la dictadura. Si bien algunos recursos técnicos están bien intencionados, como la desprolijidad de la cámara en algunos planos, pueden llegar a pecar de excesivos. Consigue retratar dicho momento de una manera especial, una mezcla agridulce entre inocencia y crudeza, en la cual el espectador ingresa con facilidad.
“El lugar de la desaparición” de Martin Farina. Crítica. Un documental sobre todas las familias. Francisco Mendes Moas Hace 1 semana 0 15 Un nuevo documental nacional llega para renovar la cartelera este jueves 30 de septiembre. La última película de Martin Farina, “El lugar de la desaparición”, podrá verse de manera gratuita por toda una semana en Cine.ar y, entrada mediante, en el complejo Gaumont. Desarrollando cuasi un estudio sobre los lazos familiares, como estos se fundan y se sostienen en el tiempo, pero sobre todo cómo colapsan, cual castillo de naipes. Tras la muerte de su madre, quien mantenía unida a la familia a toda costa, y con su padre transitando tanto el duelo de la pérdida como sus últimos años de vida, los hijos se disputan qué hacer con la casa familiar. Hermanos que parecían tan unidos, se encuentran en la disyuntiva de saber que hacer con su padre y con el enorme hogar donde se encuentra viviendo. No son pocas las familias que podrían sentirse reflejadas en el documental. Es que de antaño las personas con más edad acarrean una idea de bienestar y progreso equivalente a la unión familiar. Los domingos la mesa larga y llena de gente, acompañada de una comida, ya sea un asado o una cacerola humeante de pastas. Pero con los años dicha idea se va desgastando, las comidas se distancian en el tiempo y quedan solo inamovibles en ocasiones especiales, tales como cumpleaños u otra gran efeméride. La perspectiva de vida se modificó, la sociedad en que vivimos premia en mayor medida al desarrollo individual que al grupal. Los hijos crecen y cada uno forma su familia, su propia aldea. Es innegable la facilidad para ponerse de acuerdo dentro de cada núcleo familiar en lugar de la gran familia. Y así lo vemos en el accionar de los hijos, quienes apenas fallece su madre, el pegamento de contacto que les unía, deciden vender la casa familiar. Realizando la sucesión en vida, el padre se queda sin su mayor posesión material. Despojado de su compañera de toda la vida, ahora es un extranjero dentro del territorio que antes conocía como la palma de su mano. Con la avanzada edad, pierde todo tipo de potestad en las decisiones y la voz cantante es heredada por la descendencia. La impotencia generada por sentir como el paso del tiempo le quita la voluntad al ex jefe de la familia, no se refleja en el cariñoso trato que tienen sus hijos para con él. Martin Farina se las arregla para avanzar, cual equilibrista, en una delgada línea, de un lado la indignación producida por el accionar de la familia, por el otro la realidad y el cariño para con su padre. “El lugar de la desaparición” pone en primer plano la vejez humana, su inevitabilidad y las complejas decisiones que se deben realizar en dicho momento. Además de la disyuntiva que acarrea ser criado y cuidado por padres en los momentos en que estamos más indefensos como personas y como luego eso se revierte, muchas veces sin el mismo resultado. Calificación.