Por más que en el reparto estén Jude Law y Jason Statham, la que brilla y justifica la visión del film es la talentosa Melissa McCarthy, la mujer que cada vez se afianza más en el cine, luego de probar su talento para robarse legítimamente películas donde era sólo actriz secundaria. Aquí, en la trama a lo James Bond con humor, ella despliega ese humor, esa brillantez para la comedia, y por ella hay que verla.
Una película extraña, que descoloca al espectador y por eso es bienvenida. Dirigida por Neill Blomkamp, el mismo de “Distrito 9?. Robots que se ocupan de las tareas policiales y uno reprogramado que desarrolla sensibilidad humana y se integra a una familia de violentos maleantes. Y que contiene algunas escenas conmovedoras y algún delirio, no pocos dardos al orden establecido.
El terror nuestro de cada semana. Aquí, es una mamá muerta que a través de un video invade la vida de su hija para ayudarla, aunque con ayudas así… Un secreto de familia, fantasmas, posesiones, transmutaciones. En fin, sustitos en una trama obvia. Floja.
Para los fanáticos del animé, este personaje es parte de sus vidas. Ésta es la décima de Naruto y la séptima de Naruto Shippüden. Todo comenzó en l999 con la publicación del manga y éste es el final. Para ese público cautivo la oportunidad del adiós. Los demas…
Ya el libro fue un best seller de Cielo Latini, que cuenta su historia, y encontró en Eugenia Suárez a una actriz que sorprende con su entrega a los dolores y obsesiones adolescentes, tan reconocibles y letales. Y a una pasión que la lleva a riesgosas escenas. Bien por ella y por Esteban Lamothe, en su misterioso personaje. Durante casi todo el film se evita de caer en juzgar a la protagonista inmersa en su locura y deja la tarea al espectador. Hay un abuso del monólogo interior y un final demasiado rápido y obvio. Pero eso no invalida el film.
El mundo de Daniel Melingo, con un supuesto detrás de escena de una gira, donde ocurren situaciones surrealistas, encuentros, delirios, zapadas, con gente tan conocida como Andrés Calamaro, Jaime Torres, Iván Gonzalez. Humor cáustico, zonas oscuras y luminosas. Un artista en acción.
Festival de efectos especiales. Primero el buenazo y forzudo de Dwayne “The rock” hace un rescate espectacular. Es un aperitivo, porque después vienen terremotos, remezones, más terremotos, el “big one”, el legendario y temido papá de todos los terremotos, y de frutilla de postre un tsunami. Le ponían un huracán y cartón lleno. En el medio, niña con buen cuerpo, romance, reconciliación. Entretenimiento asegurado para los amantes de las catástrofes supermagnificadas. Nadie le va a pedir otra cosa.
El director Erik Poppe fue fotógrafo de guerra, por eso sus escenas donde la fotógrafa es Juliette Binoche tienen una verdad estremecedora y polémica. La debilidad del film está en el retorno de la protagonista a su hogar, con momentos de lugares comunes y edulcorados. Polémica en más de un momento, pero aún con defectos vale la pena.
Russell Crowe, protagonista y en su debut como director, con una historia que arranca en la cruenta batalla de Gallipoli y se prolonga en un padre que busca los huesos de sus tres hijos soldados. Y en su viaje desesperado encontrará sorpresas, amores, heridas abiertas. Comienza con fuerza e intensidad pero por momentos quiere abarcar demasiado y cae en obviedades.
Otra vez Carlos Saura adentrándose en los misterios y la fascinación de la música popular. Aquí, el folklore argentino, con homenajes a Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanky, y un desfile de nuestros artistas más queridos. Respeto, belleza. Por sobre todo, talento.