Yo sé lo que envenena

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Tras los pasos de los sueños

Muchas veces, el destino de algunos jóvenes está signado por la casualidad e impulsado por la esperanza o por el temor a enfrentarse cara a cara con la realidad que los circunda. El ejemplo de ello está en tres amigos que buscan el éxito que cada vez les es más esquivo. Ricardo, por ejemplo, anhela que su banda de rock, que se acerca al fracaso, llegue a ser aplaudida por multitudes, en tanto que Chacho sueña con triunfar como actor e idolatra a Marlon Brando. Rama, por su parte, vive para una obsesión nacida de un accidente y tratará de conquistar a la esquiva Lucy, quien pone todo su esfuerzo en sacar adelante el negocio de venta de peces en el que trabaja. No son objetivos fáciles los de este trío, atribulados habitantes del conurbano bonaerense en el que se mezclan y revuelven civilización y barbarie, universo de casas bajas, motos, cerveza, música estruendosa y personajes estrafalarios y a veces temibles. Todos aspiran a que sus mínimas ambiciones se conviertan en realidades, pero son muchas las piedras que hallan en sus caminos y, entre sus esfuerzos cotidianos, no dejan de luchar para que se encienda la luz que ilumine sus vidas.

Sobre la base de un guión pleno de calidez y de cierto aire poético, el director Federico Sosa, que tiene en su haber el documental Contra Paraguay, logró un film sencillo y emotivo a la vez que pinta la necesidad de esforzarse para lograr la felicidad de sus tres personajes centrales.