Yo, Sandro

Crítica de Germán Morales - Proyector Fantasma

Sección: Noches especiales.
Hacer una película de una figura tan popular es tener medio gol hecho, porque se juega con la magnitud de su figura para atraer público. Pero al mismo tiempo trae una gran responsabilidad y un peso importante, porque hay una buena posibilidad de atraer críticas negativas por no ser lo suficientemente exhaustiva o recortar el universo de la figura convenientemente con el fin de no retratarla en sus miserias.

La particularidad de “Yo, Sandro” es que Miguel Mato decidió darle la voz exclusivamente al cantante. El director decidió no hacer intervenir otra voz, ni placa explicativa alguna, y esto es una ventaja por un lado, porque nos deja conocer a Sandro, de acuerdo a lo que Roberto Sánchez dice y parece ser. Es una desventaja por el otro, porque deja de lado un montón de información que podría sumarle a los espectadores que quieren tener más datos y otras miradas en relación al ídolo.

De una forma u otra, se trató de una decisión acertada para conocer más la personalidad y tener una perspectiva cercana de su forma de ser. La narración en primera persona, junto con la gran cantidad de imágenes de archivo, algunas muy caseras y otras que se mezclan entre fotos, películas y demás, saben mostrar la calidad y la sencillez de un cantante muy popular que lleva su fama con naturalidad y con conciencia, algo de lo que no muchos ídolos pueden dar gala.

A esto solo se suman los testimonios de las “nenas” (sus clubes de fans) en las cintas que le enviaron a lo largo de su carrera, que ayudan a dimensionar la magnitud de Sandro. Fue un recurso que fue sobreutilizado en el trabajo, pero útil. Mientras que las dramatizaciones de la vida y del contexto en el cual creció Sandro fueron acertadas y medidas para salir de nuestra contemporaneidad ultra conectada e instantánea.

En definitiva, “Yo, Sandro” no busca mostrarse como la película definitiva para seguir la carrera en números, viajes, éxitos y la masividad del artista. Aquí conocemos a Roberto Sánchez, de dónde viene y cómo se transformó en Sandro, trata de acercarse a su humanidad y en buena medida lo logra. Y por eso, quizás, pueda dejar a cierto público inconforme con lo que intenta hacer, porque cada espectador tiene una expectativa diferente con la representación de un ídolo tan popular.

El acercamiento que busca es cualitativo y en la búsqueda de ese objetivo, se puede decir este film logra una llegada muy íntima con la figura, por el propio brillo de su carisma y personalidad.

Por Germán Morales