X-men: Primera Generación

Crítica de Santiago Armas - ¡Esto es un bingo!

Mutantes y orgullosos de serlo

Cuando se habla de la resurrección que tuvieron en esta última década las películas de superhéroes, es inevitable mencionar a la primera X-Men de Bryan Singer como factor fundamental de este fenómeno. El director de Los sospechosos de siempre demostró que se puede adaptar un comic con mutantes y gente superpoderosa con la seriedad que corresponde, bien lejos de los mamotretos cercanos a la clase B que se venían haciendo anteriormente. Lo que siguió después (los Spiderman, los Batman Inicia y demás) ya es historia conocida; la cuestión es que actualmente los dólares y la tecnología han hecho que Hollywood pueda llevar cualquier superhéroe de historieta a la pantalla grande, convirtiendo lo que antes era conocido como un subgénero más dentro de la acción y la ciencia ficción en un género que ya tiene vida propia (y eso que este año todavía faltan dos apuestas importantes, Linterna Verde y Capitán América). Las posibilidades de sacar provecho de esta corriente son muchas, por eso a primera vista la idea de hacer una precuela de la primera X-Men contando los orígenes de Magneto y el Profesor X sonaba más a negocio que a otra cosa, y sumado a la dudosa calidad de las dos últimas películas de los mutantes (X-Men 3 y Wolverine), la cosa no daba para confiar.

Por suerte, si bien X-Men: Primera generación no llega a los niveles de un Batman: Caballero de la noche o un Hombre Araña 2, es un paso adelante para la saga de mutantes aunque sin llegar al nivel de la segunda parte (en mi opinión la mejor de la saga). Pero vayamos a los aciertos. El regreso de Bryan Singer en el rol de productor y coguionista se nota ya en la primera escena del film, una réplica exacta del comienzo de la primera X-Men adonde vemos cómo el joven Eric Lensherr es separado de su familia en plena época del Holocausto. Poco después veremos a un pequeño Charles Xavier en la cocina de su mansión descubriendo a la camaleónica mutante Raven (más adelante conocida como Mystique) a quien trata afectuosamente y termina adoptandocomo hermana. En ambos prólogos se delinean los perfiles de los dos protagonistas, y la relación creciente entre ellos constituye el corazón de esta nueva X-Men. La contraposición entre el pasado tormentoso de Eric y la infancia llena de privilegios que tuvo Xavier marcará los puntos de vista que más adelante adopten sobre la posición de los mutantes en la sociedad, uno llevado por el odio y el otro por la compasión. Estaríamos en problemas si estos dos personajes no funcionaran dentro del relato, y acá está el mayor merito de X-Men Primera generación, ya que tanto James McAvoy como Michael Fassbender le otorgan la profundidad y el carisma suficiente a sus papeles como para hacerlos propios sin caer en comparaciones con los actores de la trilogía original (nada menos que Sir Patrick Stewart y Sir Ian Mc Kellen).

Otra gran jugada de Singer y el director Matthew Vaughn (que venía de la excelente Kick-Ass) fue la de situar a estos seres fantásticos en el marco de la crisis de misiles entre Estados Unidos y Cuba en los años 60 (similar a lo que Zack Snyder había hecho con Watchmen). Esa época de paranoia y peligro nuclear sirve como marco perfecto para el enfrentamiento posterior entre los mutantes y la humanidad que funciona como base de las primeras películas. También hay fallas, más que nada en el poco desarrollo de algunos personajes secundarios (algunos mutantes como Azazel o Havoc apenas tienen una línea de dialogo), el uso un tanto exagerado de efectos especiales (el maquillaje de Bestia por ejemplo) y la necesidad sobre el final de apurar los trámites para que cada personaje caiga exactamente en el lugar en donde se inicia la primera película (es inentendible en ese sentido la decisión que toma Mystique de pasarse al bando de Magneto). Pero más allá de sus aciertos y errores, se nota en X-Men: Primera generación la intención de sus realizadores de hacer un producto digno y evitar la ridiculez que fueron los últimos filmes de la saga. Mientras tengan a McAvoy y a Fassbender como protagonistas y a Vaughn y Singer detrás de cámaras, los Hombres X estarán en buenas manos.