X-men: Primera Generación

Crítica de Pablo Raimondi - SI (Clarín.com)

Poderes políticos

Situarse en 1944, Polonia, un campo de concentración separa los destinos del pequeño Erik Lehnsherr (el futuro Magneto) y de su madre. El maléfico Dr. Schmidt (Kevin Bacon) toma de rehén al niño y lo obliga a ejercer su principal don: manejar los objetos metálicos a discreción: retorcerlos, lanzarlos a gran velocidad, atraerlos hacia él. Al no lograrlo ejecuta de un disparo a la madre de Erik quien enfurecido demuestra todo su poder.

Lehnsherr iba a ser un arma homicida al servicio del Führer, pero la historia marca el fin del régimen alemán y casi dos décadas después Erik solo tiene una cosa en mente: encontrar al asesino de su madre. Y para ello recae en un destino donde se refugiaron algunos jerarcas nazis exiliados de la Segunda Guerra Mundial: Villa Gesell. Y aquí aparecen uno de los momentos más cómicos de la película, y no por lo humorístico precisamente: el director Bryan Singer piensa que la ciudad costera argentina tiene montañas y un lago. ¿Qué pasó por la mente de los realizadores para imaginar un paisaje patagónica (o alpino) como representación de la comunidad gesellina?. En fin.

La otra pata de la película es Charles Xavier o el Profesor X (James McAvoy) quien es un graduado de Oxford, quien desarrolla una tésis sobre mutación, clave para conocer a los X-Men. Su poder es leer la mente de las personas y así anticipar lo que sucederá. El es hallado por la agente de la CIA (Moira Mac Taggert), y vía telepática percibe que hay otros seres con poderes especiales. Los mutantes.

Desde ese momento se diferencian los bandos de siempre, los buenos y los malos. Los primeros con Charles y Erik a la cabeza. Y del lado de enfrente el misterioso Sebastian Shaw (el reconvertido Dr Schmidt) quien tiene la simpática idea de crear una guerra entre las naciones más poderosas del momento. Allí es donde el film se pierde en la turbulencia política de 1962 con el litigio entre soviéticos y estadounidenses. El país del norte descubre que la Unión Soviética está instalando misiles nucleares en Cuba y Shaw genera diferencias entre las dos naciones para detonar una guerra nuclear.

Los efectos especiales (ver un submarino emerger gracias al poder de Magneto, una isla atacada por misiles o la guerra entre mutantes) rescata a X-Men: Primera generación del montón de adaptaciones hechas precuela del universo Marvel. La alfa girl Emma Frost, en la piel de la gélida mujer diamante, o el demoníaco Azazel -que se transporta de un lugar a otro- condimentan una peli que no defrauda.