X-Men: Dark Phoenix

Crítica de Brian Bahar - Multiverso Pop

El peor final

La franquicia de los mutantes es una de las más cambiantes del género de superhéroes y del cine en general. Un poco por los cambios en la continuidad (y de actores) debido a los viajes en el tiempo, y otro poco por los altibajos en la calidad de sus cintas con grandes películas como las primeras dos X-Men, Primera generación (First Class), Días del futuro pasado (Days of Future Past), Deadpool y Logan, y otras bastantes más flojas como X-Men 3: La batalla final (Last Stand), Wolverine Orígenes y Apocalipsis. Para sorpresa de nadie (o si para algunos optimistas) Dark Phoenix se ubica en este segundo grupo.

La película ya de por sí arrancó con varios problemas de producción que llevaron a patear su estreno casi un año e incluso en un momento se especuló que podría nunca llegar a los cines. Además, su director Simon Kinberg (productor de la franquicia) tuvo que realizar varios reshoots cambiando prácticamente todo el tercer acto, algo que se cree, es debido a la compra de Fox por Disney y la futura incorporación de los mutantes a el MCU. Todo eso sumado a las inconsistencias de la continuidad planteadas luego de Días del futuro pasado y que reintrodujeron a los personajes clásicos interpretados por nuevos actores mas jóvenes. Tal son esas inconsistencias que en Dark Phoenix se vuelve a contar la historia de como Jean Grey es poseída por la Fuerza Phoenix, algo que ya se vio en la igualmente floja Last Stand, e incluso con varios cambios en la trama no logra ser interesante.

Pero además de que la trama nunca logra atrapar, tampoco lo hacen sus personajes tanto de la nueva generación encabezado por Sophie Turner como Jean Grey y Tye Sheridan como Cíclope, como de los “clásicos” que comenzaron en First Class con James McAvoy como el Profesor X, Michael Fassbender como Magneto y Jennifer Lawrence como Mystique, personaje que nunca debo tener la importancia que le otorgaron en el “reinicio” de la franquicia. A estos últimos se los nota desganado, dando el presente solamente por el compromiso de sus contratos ya firmados.

Por otro lado tenemos a Luna, la villana encarnada por la debutante en la saga Jessica Chastain, un personaje que no logra aprovechar ni de cerca a la gran actriz que la interpreta. Al igual que en su trama, la película nos presenta un villano chato, del cual no sabemos casi nada y así como está, nada cambiaría ante su ausencia. La idea de Kinberg era crear un personaje original, pero ¿era necesario existiendo muchos grandes villanos en los cómics?

Sin climax, sin buenas escenas de acción, con actores desganados, y con dudosas decisiones artísticas con el fin de ahorrar en el presupuesto, Dark Phoenix logra algo de lo que hasta ahora las demás películas más flojas venían zafando: ser aburrida.

Con Dark Phoenix llega un triste y pobre pero necesario final de una saga cuyo inició en el 2000 con X-Men nos regaló grandes momentos y fue la puerta de entrada para todo un nuevo género de cine de superhéroes que hoy en día festejamos, a pesar de algún que otro traspié.