Wifi Ralph

Crítica de Alejandro Turdó - EscribiendoCine

Bienvenido a la internet, déjeme ser su guia!

Disney Animation Studios se tomó su tiempo y más de 6 años después de Ralph el Demoledor (Wreck-It Ralph, 2012) se despacha con Wifi Ralph (2018), una muy pacientemente esperada secuela que continua tras los pasos de Ralph, el personaje de un viejo videojuego que descubre que hay algo más en la vida además de ser el villano de interminables pantallas y niveles.

En esta ocasión nos encontramos con un Ralph finalmente satisfecho con su nueva vida, compartida con el resto de los personajes de los arcades de la sala de juegos casi en forma comunitaria. Pero en esta secuela gran parte del protagonismo se lo lleva Vanellope, la corredora y amiga de ralph proveniente del juego Sugar Rush. Cuando dicho juego sufre un desperfecto -producido accidentalmente por Ralph- es necesario conseguir una pieza de repuesto fundamental para que siga funcionando y no sea removido de la sala de juegos, lo que eventualmente amenazaría la propia existencia de Vanellope. Ante esta eventualidad, la dupla descubre algo llamado “Internet” donde pueden conseguir la pieza que necesitan, y acá es donde comienza la aventura

Inicialmente es posible detectar ciertos ecos de la horripilante Emoji: La Película (2017),que también describía al mundo de la conectividad y las redes sociales como una urbe interminable donde encontramos de todo. Pero suerte, conforme la trama comienza a desarrollarse, vemos que Wifi Ralph tiene algo más para ofrecernos, hay otro tipo de lectura que corre a la par del entretenimiento.

El humor se construye a través de la mirada que los personajes tienen sobre Internet: un lugar caótico lleno de videos virales de gatitos y publicidad fraudulenta que tiene a gran parte de nuestra raza embobada, con los ojos pegados a una pantalla durante más tiempo del recomendable. Como toda buena secuela, expande el universo del mundo presentado en el primer film y lleva al espectador más allá, introduciendo nuevos retos que también llegan de la mano de nuevos personajes.

Siendo una película de Disney Animation, perteneciente a ese conglomerado casi totalitario en que se convirtió la compañía del ratón más conocido del planeta -tiene bajo su poder a las franquicias más exitosas- la película se da el gusto de incluir elementos del mundo de Pixar, Star Wars y Marvel sin despeinarse. Queda todo en el negocio familiar y la pelea por los derechos no es un dolor de cabeza. Imperdible la secuencia que involucra a las princesas de Disney, uno de los momentos más logrados del film, con una mojada de oreja filosísima al pensamiento machista y patriarcal!

 A fin de cuentas vale la pena haber esperado tanto tiempo por esta continuación de las aventuras de Ralph y los suyos, demostrando que a veces las buenas ideas llevan tiempo de sazonado y hasta las producciones más ambiciosas necesitan la pausa necesaria para volver a la pantalla grande con algo digno de ser compartido. Recomendable no abandonar la sala hasta el final, salvo que quieran perderse una escena post-créditos que rinde homenaje a un los memes más épicos de la historia de la web.