Voley

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Enredados

Con un humor a veces bizarro y desenfadado y otras más simple y directo, Voley es una divertida comedia de enredos amorosa-erótica-juvenil que ofrece una rara verosimilitud en medio de su franco contenido absurdo. Martín Piroyansky, en su múltiple tarea de escribir (con la colaboración inicial de dos guionistas), dirigir y protagonizar su película, logra esa autenticidad en medio de tanto disparate, y también equilibrar su variopinta galería de personajes y situaciones, otorgándole una característica definida a cada elemento. Su primer opus “real” muestra un trabajo encomiable por otorgar unidad a un film con diversos disparadores. Dentro de su tono descontracturado y desfachatado, Voley se interna en algunos tópicos intrincados y reflexivos alrededor de los conceptos sustanciales de la amistad, el sexo y el amor, ubicando en el desenlace algunas sensaciones que exceden el puro entretenimiento. Pero el film se guarda pasajes realmente desopilantes que garantizan la diversión, y más allá de algunos excesos al borde del mal gusto y momentos sobrecargados (los reiterados besos), el balance es positivo. El elenco, joven pero experimentado en cine, logra naturalidad y matices, muy lejos de la inexpresividad de cierto tipo de cine independiente protagonizado por actores de la misma edad. La espléndida Violeta Urtizberea se destaca con un rol en el que debe lidiar con ella misma, entre manías y sentimientos encontrados. La deliciosa y versátil Inés Efrón es otro punto alto, mientras que el propio Piroyansky ofrece otra de sus disfrutables performances.