Viajo sola

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Mi vida en hoteles

Viajo sola (Viaggio Sola, 2013), es una comedia dramática, simple pero eficaz, donde la italiana María Sole Tognazzi explora las vicisitudes de una cuarentona que se encuentra literalmente sola pese a vivir rodeada de gente.

Irene (Margherita Buy), una atractiva mujer soltera, trabaja como inspectora de hoteles cinco estrellas. Viaja sola constantemente por magníficos lugares, redactando informes muy detallados sobre todos las falencias del personal. Dedicada a controlar los horarios del servicio de habitaciones, tomar la temperatura del vino blanco, medir niveles de polvo en las habitaciones, sus viajes no resultan muy relajantes, y su vida personal es casi inexistente, excepto por su larga amistad con Andrea (Stefano Accorsi), un proveedor de comida ecológica.

La película de María Sole Tognazzi, elegida para representar a Italia en los Oscar 2014, es un fresco contemporáneo focalizado en retratar la soledad de la mujer actual que ha priorizado lo laboral por sobre lo afectivo. Irene está sola, pese a tener una hermana y dos sobrinos a los que no sabe cómo tratar, su vida pasa por sus viajes y su trabajo. Conoce gente, pero solo queda en eso. Son vínculos no logran avanzar más allá de un viaje. Su única relación importante es con Andrea, un ex novio con el que sigue teniendo una profundad amistad a pesar de que él está en una nueva relación. La paternidad de Andrea y la muerte imprevista de una mujer en uno de los hoteles que inspecciona harán estallar en Irene una crisis existencial, pero que no será mucho más que eso.

Viajo sola es una comedia simple y banal, que no indaga mucho más allá sobre todos los tópicos que propone y que los desarrolla como al pasar, sin abordar el conflicto interno. Toganazzi se inclinó por una historia liviana y pasatista, de narración fluida, simpática, con paisajes de ensoñación y que funciona, pero que carece de cualquier tipo de profundidad.