Venganza

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

El "encasillamiento" de ciertos actores a determinados géneros, provoca en algunos críticos, molestia. Se preguntan, si el intérprete "solo" puede hacer eso que hace, que indudablemente le sale muy bien. Ninguno de ellos elige hacer siempre roles parecidos, sino por dos buenas razones: dinero y popularidad.
Puede que un día se cansen (Steve Carell es el ejemplo clásico), pero en general, se transforman en íconos mediáticos y el público celebra sus títulos con entusiasmo. Ya todos sabemos cuál es el encanto de Liam Neeson. Construía una carrera prestigiosa pero se le complicó cuando aceptó trabajar en "Taken", ahí todo cambió.
El éxito de la cinta, lo posicionó como un actor maduro, referente dentro de los thrillers de acción. Probablemente el lugar estaba vacante, y apropiarse de él fue cómodo. Lo cierto es que esa franquicia recaudó en todo el mundo, más de 900 millones de dólares.
A partir de ahí, los productores decidieron que Neeson (quien asiente con la cabeza cuando es convocado a este tipo de películas, desde ya), tiene que tener roles en los que despliegue un rol paternal, haya venganza y violencia a raudales. Y el, en general acepta. Así se fueron sucediendo los hits... hasta llegar a esta "Cold Pursuit".
En esta en particular, siendo que es una remake de un gran film noruego del 2014, "Kraftidioten" reversionada por su propio director, Hans Petter Moland. O sea, es el cineasta haciendo por segunda vez su peli, con leves diferencias de guión y un gran presupuesto disponible. Todo para que el público americano la pueda disfrutar, sin subtítulos (saben que ellos odian leerlos no?).
La cinta original, era un thriller en tono de comedia negra. Estaba protagonizado por Stellan Skarsgård y el desaprecido recientemtente Bruno Ganz y era muy divertida.
"Cold Pursuit" intenta serlo, pero no lo logra en la extensión de su metraje. Sí hay que reconocerle a Moland que trató de alejar a Neeson de los estereotipos que pueden gobernar su carrera. Le dio una pátina de acidez e ingenuidad primaria y lo colocó a hacer lo que mejor sabe hacer, atrapar al público e invitarlo a vivir una aventura que parece simple, pero que tendrá matices con respecto a otros trabajos del irlandés.
La trama es bastante lineal, y posiciona a Liam como Nels Coxman, un local de Kehoe (una villa de descanso) donde su tarea es barrer la nieve para que la gente pueda trasladarse en inviernos crudos.
Es reconocido y querido en su comunidad y nada hace presagiar lo que sucedería con su hijo. Nels y su mujer Grace (Laura Dern, en un brevísimo rol), serán llamados desde la ciudad para confirmar que su hijo Kyle (Micheal Richardson), está muerto.
Y quien es el responsable, es un lord de la droga local. Sin mayor esperanza de que la fuerza policial haga algo para resolver el crimen, Nels tomará la decisión de cobrarse venganza de quienes mataron a su hijo. Y como es un simple chofer de camión de nieve, deberá hacer una curva de aprendizaje para realizar bien su trabajo...
Ahí está lo colorido en "Venganza" que uno quizás no ve en la otros thrillers similares, no es un hitmen haciendo lo suyo (onda "John Wick"), sino que tenemos a un padre normal, viviendo una situación extraordinaria, con sed de justicia. Hay pocos secundarios que se lucen, siendo Tom Bateman, el villano, el más ajustado a la tarea.
No es una película de actuaciones intensas, sino que se siente cómoda en el humor negro y las desprolijas muertes que se van sumando, cuando la escalada cobra fuerza. Ni más está decir cuando llegamos al estadío en el cual esos asesinatos desatan una guerra de bandas...
No esperen de "Venganza" un film de acción directa. Es un poco más que eso. Sin el encanto de la original, Molan se encarga de que Neeson pueda correrse al menos un poquito, de eso que sabe hacer muy bien. Cosa, que desde ya, se agradece y mucho.