Una chica regresa a casa sola de noche

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Vestida para matar

La ópera prima de esta joven guionista y directora -una de las sorpresas que regaló la competencia Vanguardia y Género del BAFICI 2015- mixtura diversos géneros y referencias (western, erotismo, vampiros y explosiones de gore) para una historia que ofrece imágenes -en blanco y negro- y climas que en muchos momentos resultan fascinantes. Un pequeño estreno -se lanza exclusivamente en el BAMA Cine Arte- que no merece pasar inadvertido.

Producida por Elijah Wood, hablada en persa y dirigida por una inglesa de origen iraní que se formó en los Estados Unidos (en la UCLA), esta película rodada en blanco y negro combina elementos del western y del subgénero vampírico para la historia de una heroína treintañera (con velo en la cabeza, claro) interpretada con convicción por Sheila Vand.

No hay en Una chica regresa sola a casa de noche tanto terror sangriento, pero sí alguna explosión gore (¡ese dedo!), sexo oral y una estilización que remite al Jim Jarmusch de Sólo los amantes sobreviven / Only Lovers Left Alive, al Francis Ford Coppola de La ley de la calle; a la saga de Sin City y, por qué no, a de Tamae Garateguy de Mujer lobo.

Traficantes, prostitutas, jóvenes rebeldes y una conflictiva relación padre-hijo conforman el universo de esta película ambientada en una zona petrolera ficcional que podría ser de Irán o de alguna otra parte (transcurre en un lugar llamado Bad City) con una apuesta llena de anacronismos, de caprichos, pero también de sensualidad, de audacia y de libertad creativa.