Un lugar en silencio

Crítica de Patricia Pritzker - Chapeau Argentina

A veces dirigir, producir y protagonizar es un caos y a veces sale bien, acá a John Krasinski en su tercer film (“A Quiet Place” 2018) le salió un film que vale mucho la pena. Original por donde se lo mire.
Una película de terror psicológico, que te mantiene al borde de la butaca, casi sin moverte, sin hacer ruido, por las dudas... En la casa vive el matrimonio conformado por Lee (Krasinski) y Evelyn (Blunt) (también matrimonio en la vida real) y sus tres hijos, Regan (Millicent Simmonds) casi adolescente y sorda, Marcus (Noah Jupe) y el más chiquito. Cuando comienza la historia, vemos a la familia, descalza, como toda la película,buscando alimentos y remedios en lo que sería un ex-almacén, hasta que un error de la hija mayor desata una tragedia que le costará muy caro a todos. Muchos meses de dolor que no cesan.
El motivo de la preocupación y del silencio son unas criaturas ciegas que devoran personas a su paso ante el menor ruido, por eso deben moverse en silencio y hablar por señas. Al cabo de un tiempo Evelyn espera otro hijo con el consiguiente peligro que esto representa, hasta comer debe ser una actividad que debe hacerse sin platos El guión de S. Beck, B. Woods y J. Krasinski trae un aire fresco al cine de suspenso con una idea al menos nueva,aunque las criaturas nos recuerden a “Alien”. El reparto es sensacional. Como siempre, los chicos dan clase de actuación y Emily Blunt es maravillosa. Los efectos y la dirección de arte, al igual que la fotografía, son buenas.
Por fin, puedo recomendar una de suspenso. Vayan.