Un golpe con estilo

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Anexo de Crítica por Rolando Gallego

Es curioso que esta remake de una película de los años sesenta, del mismo nombre, llegue en un momento en el que la industria cinematográfica recupera sólo éxitos y los centrifuga para rearmar su sentido y, de alguna manera, así recuperar la inversión realizada. “Un Golpe con Estilo” (2017), reemplaza a Art Carney, George Burns y Lee Strasberg, por otro trío que se las trae, Morgan Freeman, Alan Arkin, Michael Caine, tres amigos que en los albores de su ansiado retiro se encuentran ante una situación muy común de estos días, la del desfalco institucional laboral que los deja de patitas en la calle, de un momento a otro, y sin la posibilidad de reclamar nada.
El actor y ahora director Zach Braff (“Scrubs”) se pone a la orden de esta nada fácil tarea de encaminar a los veteranos actores hacia un lugar diferente hasta el momento para ellos, un espacio en el que el humor les permitirá desandar la narración para convertir el film en un monumento a la amistad, la familia, los valores, la honestidad.
Pero más allá de esto, Braff también se apoya en el guión, en el que, más allá de los estereotipos con los que se construyen los personajes, hay una búsqueda estilística en la que se intenta representar un cine de antaño que ya no se hace más.
Basta ver los títulos iniciales y finales para comprender que todo tiempo pasado ha sido mejor que el presente, y que si además para emular esa época se convoca a gente con solvencia para hacer las situaciones más rídiculas que se imaginen, la ecuación final es más que positiva.

En la proliferación de melodías símil series policiales de los años setenta, en la elección de una dinámica que potencia el gag y el punchline, y que además otorga a los actantes la posibilidad de demostrar sus grandes dotes para la comedia, “Un golpe…” arranca bien arriba, sin dar tregua al espectador con una situación hilarante sobre otra, que pintan vívidamente a los protagonistas.
Por un lado tendremos al gruñón (Arkin), el componedor (Caine) por otro, y por último el más centrado (Freeman), pero que esconde un secreto para los demás y que disparará, en parte, algunas de las situaciones más sentimentales de la propuesta.
Abatidos por la vida, que no les da la oportunidad de terminar sus días tranquilos, compartiendo cenas pre hechas, juegos de bocha, y comentarios sobres enfermedades, los amigos deciden que la mejor manera de recuperar aquello que les pertenece es asaltando el banco que le permitió hacer a sus ex empleadores el desfalco y vaciamento de sus jubilaciones.

Y entre planes, ideas que van y vienen, música, bromas, “Un golpe…” comienza a transitar en el género atraco de banco con una perspectiva diferente, potenciada por las logradas y efectivas actuaciones de sus protagonistas, quienes, además, toman el chiste principal del film, el de la edad, como un mero atajo para terminar con sus participaciones.

Si el film no termina de cerrar del todo, es porque ante el atropello inicial, único, efectivo, atrapante, envolvente, plagado de bromas y de momentos que recuperan el humor inteligente para el cine, luego todo comienza a desmoronarse y el tedio rápidamente se apodera hasta de ellos mismos.

“Un golpe con estilo” bien podría haber sido la “Ocean’s Eleven” del geriátrico, pero termina siendo sólo una buena propuesta, que profundiza algunos aspectos particulares de cada personaje sin pasión ni cariño por aquellos que la protagonizan.