Un golpe con estilo

Crítica de Leonardo González - Río Negro

Los abuelos quieren rock... y un poco de justicia

n 1979 se estrenaba en Estados Unidos la comedia “Going in Style”, dirigida por Martin Brest, el mismo de “Un Detective Suelto en Hollywood” (1984) y “Perfume de Mujer” (1992), entre otras cosas. El filme, que sólo se pudo ver años más tarde en canales de cable en nuestro país, seguía a tres ancianos personificados por George Burns, Art Carney y Lee Strasberg.

Este trío de abuelitos, aburridos de su monótona existencia en la ciudad de Nueva York, decidían ponerle un poco de pimienta a su vida y planificaban un asalto a un banco. Además de tener en los actores protagónicos un talento inconmensurable, a la película le fue bastante bien y hasta se llevó algún que otro premio en el Festival de Venecia de 1980. Casi 40 años después nos llega la remake de este largometraje titulado “Un Golpe con Estilo” (Going in Style, 2017).

Joe (Michael Caine) es un anciano que concurre a su banco tras recibir una notificación en la que le advierten que podría perder su casa –en la que vive con su hija y su nieta– si no salda una deuda, generada por culpa de una mala transacción bancaria recomendada por la misma entidad. Mientras se encuentra allí, presencia cómo un grupo de ladrones asalta el lugar y huye con éxito. Esto deja pensando al bueno de Joe, y le da bastantes vueltas en la cabeza. Cuando recibe la noticia de que van a rematar su casa dentro de un mes; y que su mismo banco es el que les congela las pensiones a él y a sus amigos, se le ocurre la idea de robar el lugar con la ayuda de sus compañeros de toda la vida. Ellos son los octogenarios Willie (Morgan Freeman), un hombre que tiene un grave problema de salud y lo que más desea es poder ver a su familia de nuevo antes de morir; y Albert (Alan Arkin), un hombre que vive quejándose de todo y de todos, esparciendo amargura por doquier. Así, sin nada que perder, este trío de amigos tratará de lograr lo imposible y al mismo tiempo llevar un poco de justicia poética a todo el asunto.

Esta nueva versión del largometraje de la década del setenta viene un poco bastante más edulcorada que su antecesora. La original es más dramática –un poco nada más– y la trama es un tanto diferente. En esta también juegan con el hecho de cómo se trata a los ancianos, o que se los considera casi inútiles y descartables. Y por elevación tocan el tema del perverso sistema financiero de ese país en que los bancos dejaron (y lo siguen haciendo) un tendal de personas arruinadas. Más allá de esto, los chistes funcionan porque los protagonistas tienen tanto, o más, talento que el trío original. Manejan la comedia y las situaciones a su antojo y estilo. Aunque, vale decirlo, las mejores risas las logra el personaje secundario del gran Christopher Lloyd, que hace de un viejo totalmente senil y fuera de toda realidad. Por supuesto que la trama es totalmente inverosímil y no vale ni la pena reflexionar sobre lo que ocurre porque encontraríamos miles de errores, falencias y cosas que no cierran. Está bien filmada, cortesía del actor-director Zach Braff, todo lo que tiene que ver con el golpe y cómo lo planifican también, y se rescata ver nuevamente en la pantalla grande a Ann-Margret, la cantante y actriz que fue una sex symbol de la década del sesenta. Y no mucho más que eso.

Un Golpe con Estilo es una comedia livianita para pasar el rato en una tarde de domingo lluviosa y si –sólo si– no tienen nada mejor que hacer (ojo que un mazo de cartas asegura mucha más diversión, eh).