Un golpe con estilo

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Remake del film homónimo dirigido en 1979 por Martin Brest y hoy en día bastante olvidado; Un golpe con estilo transita carriles conocidos y ya transitados en muchísimas oportunidades. Pero su estilo amable, ligero, y la ductilidad del elenco tanto protagónico como secundario, son los que la elevan por sobre la media. Joe (Michael Caine) está a punto de perder su hogar por una hipoteca que no puede saldar gracias a una oferta engañosa del banco y la situación laboral actual que apura los retiros en personas mayores y liquida las indemnizaciones.
El hombre, que tiene una relación muy cercana con su nieta (Joey King), se encuentra en apuros; y cuando se dirige al banco para aclarar su situación, es testigo del robo del mismo en manos de delincuentes profesionalizados.
A Joe le queda picando la idea, y cuando se reúne con sus amigos y compañeros de trabajo Willie y Albert (Morgan Freeman y Alan Arkin), que se encuentran en situaciones apremiantes muy parecidas a las de él, les propone realizar ellos mismos un asalto al mismo banco; solo para recuperar el dinero que la entidad les estafó, y si sobra algo, será para ayudar al prójimo.
Sí, es como una Sin nada que perder, pero en la tercera edad, y en clave de comedia obviamente. Joe, Willie y Albert planearán y se entrenarán para llevar adelante el golpe, mientras transcurren sus historias personales que también van conociendo una nueva etapa.

Zach Braff (conocido como el actor protagónico de la sitcom Scrubs), se ubica detrás de cámara en una propuesta que, a primera vista, pareciera ser por encargo.
Sin embargo, algo se cuela de sus anteriores films como director, Garden State y Wish I Was Here. Si bien ambas se inclinaban más por lo dramático, siempre prima un tono ameno, cálido y luminoso, de buenas intenciones, que permite una media sonrisa permanente; y en esta ocasión, claro, algunas carcajadas.
Las comedias con protagonistas de la tercera edad son un subgénero en sí mismo, desde Extraña Pareja, Dos Viejos Gruñones, y Bailando sobre el mar, a Last Vegas, Dirty Grampa, o Tammy; por nombrar unas entre miles. Los gags suelen girar alrededor de sus problemáticas, del retiro, de lo que ya no pueden hacer, de encontrar el amor tardío, enfermedades sobrevinientes, y como vivir esta nueva etapa dignamente. Pero hay diferentes estilos.
Algunas propuestas, sobre todos recientes, se inclinan por el tipo de humor joven y ciertamente escatológico, sumado a la ancianidad con una mirada de “viejos depravados” con la senilidad incipiente que colabora (las tres últimas nombradas discurren por esos caminos, tristemente). Por suerte, Un golpe con estilo, evita esa temática casi en su totalidad.

Por el contrario, esta será una película que puedan disfrutar las personas con la edad de los protagonistas, pero también los más jóvenes que no busquen un humor guarro. Los chistes son efectivos, hay humor irónico, y muchas líneas de diálogos ingeniosas. Como un humor de la vieja escuela adaptado al ritmo de los nuevos tiempos. Caine, Freeman y Arkin están aceitados, tienen química entre ellos, y también con los personajes secundarios. El protagónico fuerte gira alrededor de Caine, pero cada uno tendrá sus escenas. Los tres están acostumbrados a este tipo de comedias.
Algo llamativo es la buena conexión que logra Caine con Joey King, la relación nieta-abuelo, se nota fluida y briosa, logrando momentos muy simpáticos. Lo mismo podemos decir de Anne Margret (una abonada en estas películas) y Alan Arkin, que hasta se animan a cantar. Pero el secundario que se lleva todos los aplausos y hasta es capaz de robarles escenas a los protagonistas es Christopher Lloyd como un amigo de los tres con una senilidad avanzada.
Cada aparición suya es hilarante y son lo mejor del film. Se puede notar algún mensaje conservador entre líneas no muy convincente (siempre los extranjeros son los delincuentes, las personas deben trabajar hasta el último día de sus vidas); pero ciertamente no es a lo que se apunta, ofreciendo un entretenimiento liviano, que se anima a plantear la realidad actual de la clase obrera estadounidense. Sin ser una maravilla, Un golpe con estilo es una comedia que logra su objetivo, divertir, y lo hace con buenas armas. No le pedimos nada más.