Un espía y medio

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Gags eficaces y mucha acción

Un estudiante regordete y sin amigos de un colegio secundario sufre una broma terrible de unos abusadores cuando lo arrojan desnudo a una reunión de alumnos. El único que le tiende una mano en ese momento traumático es el estudiante más popular de la escuela, ése al que todos auguran un futuro de triunfador. Pasan veinte años y el estudiante brillante es un contador que se avergüenza de sus medianos logros, mientras su colega abusado no sólo parece haber superado aquel trauma sino que es dueño de un físico atlético y domina todo tipo de artes marciales. Ambos se encuentran la noche antes de una reunión de excompañeros, y Kevin Hart -el contador- descubre que el atleta además es un superagente de la CIA, declarado traidor por la agencia y que lo puede mezclar en un complot lleno de muertos y tiroteos.

"Un espía y medio" es una de esas comedias bobas lo bastante divertidas como para que uno no deje de volver a verlas cuando las engancha en un zapping en el cable. Es elemental y previsible en lo argumental, pero su gracia tiene que ver con la eficacia de los gags y el carisma de los actores. Lo cierto es que los gags son bastante buenos y que, por otro lado, tanto Dwayne Johnson como Kevin Hart se lucen como comediantes en esta película, y por lo que se ve en los bloopers del final parecen haberse divertido mucho en el rodaje. Además, la película tiene muchas escenas de acción, algunas montadas con bastante imaginación.