Un don excepcional

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

El relato, con escenas dramáticas bien desarrolladas, expone el tema de la tenencia de una niña prodigio en un escenario apacible que estalla cuando los intereses adultos salen a la luz.

Este tipo de historias que involucran a niñas desprotegidas y adultos que intentan encauzar sus vidas son generalmente proclives a los golpes bajos y los toques sensibleros. Un don excepcional tiene a favor una historia interesante, un director como Marc Webb -el de 500 días con ella y El sorprendente hombre araña- y un buen elenco que hace que el relato fluya a pesar de los convencionalismos del género.

En la trama, el mécanico de motores de barcos Frank Adler -Chris Evans, el mismo de Capitán América, ahora sin su escudo y con una convincente arma actoral- se hace cargo de su sobrina Mary -Mckenna Grace- luego de la muerte de su hermana en una ciudad de la costa de Florida. Esta niña talentosa para las matemáticas sorprende a su maestra Bonnie -Jenny Slate- y también llama la atención de su abuela Evelyn -Lindsay Duncan- cuyas intenciones y planes amenazan con separar al tutor de su nieta.

El relato expone el tema de la tenencia de los menores en un escenario apacible que estalla cuando los intereses de los adultos salen a la luz. En ese sentido, y recordando títulos como Kramer vs Kramer, la niña queda en el medio de una batalla que llega a los estrados legales y con una mente lúcida capaz de alterar todo un entorno. La pequeña Mckenna Grace se destaca por su naturalidad en un universo dominado por adultos que se mueven entre el afecto verdadero y los intereses más oscuros por hacer que la pequeña continúe el legado inconcluso que dejó su madre.

El film alcanza buenos momentos dramáticos sin ser empalagoso y eso se debe fundamentalmente al tratamiento del director que sabe manejar actores en una trama que también incluye a Octavia Spencer, en el rol de la buena vecina de Adler. Webb regresa a la pantalla grande con una fórmula que si bien no tiene sorpresas, impone su clima emotivo, entre cálculos matemáticos y una solución con cierto margen de error.