Un don excepcional

Crítica de Alexis Puig - Infobae

Un hombre debe hacerse cargo de su sobrina huérfana, una niña dueña de un admirable don

Frank, un soltero que vive en un pueblo costero de Florida, debe criar a su sobrina Mary tras el fallecimiento de su madre. La niña tiene una extraordinaria habilidad para las matemáticas, algo que llamará la atención de su abuela, que tiene otros planes para la joven prodigio.

Este melodrama efectivo y sí, también efectista, con un sobrio Chris Evans, demostrando que puede ser creíble sin el traje de Capitán América, y una sorprendente Mckenna Grace como la niña genio, es dirigida por Marc Webb quien tras dejar de lado las historias de Spiderman vuelve a las fuentes con un cine sobre las relaciones humanas, las pérdidas y cierto humor melancólico que ya había probado en la muy superior 500 días con ella.

Las historias de familias disfuncionales, más allá del argumento, suelen cautivar por las interpretaciones, y en este caso, ese rubro está muy bien cubierto por la naturalidad de la estrella infantil, y un reparto en el que se destaca la siempre correcta Octavia Spencer (sin olvidar a la mascota de la protagonista, un gato tuerto que se roba cada una de sus escenas)

Con un espíritu cercano al cine independiente, el largometraje reboza buenas intenciones, apunta a un público familiar y contiene algunas secuencias rodadas con maestría. Si bien no profundiza en temas espinosos (como el suicidio de la madre de la niña) se puede leer entre líneas un alegato sobre el amor parental más allá de los lazos sanguíneos y sobre todo instala un debate sobre las exigencias a las que son sometidos muchas veces los chicos y la importancia de no saltar etapas.
Sin dudas, Un don excepcional, es un filme tan sofisticado y conmovedor como gratificante.