Un año de danza

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

En caso de que no lo sepan, ingresar a la Escuela de Danza del Teatro Colón es una tarea muy díficil. No sólo porque hay que reunir muchos requisitos técnicos, sino porque hay una mirada muy específica para detectar el talento en quienes permiten a algunos chicos, pocos, lograr ingresar.
Sus edades van de 8 a 12 años y muchos de ellos rendirán varias veces para intentar llegar a formar parte de esa escuela, en la que se juegan sus sueños de bailar en el mítico teatro argentino. Pero, según escuchamos en el documental, sólo 2 alumnos egresaron de la carrera el año pasado.
Eso muestra lo selectivo que es el proceso y cómo sólo 1 de cada ingresantes (cuando los aspirantes superan los 200), logra la ansiada meta. Cecilia Miljiker se ocupa del proceso de seguimiento de un grupo de chicos, desde que están preparando su ingreso mismo, hasta que finalizan la cursada del primer año.
Hace entrevistas, filma ensayos, charla con docentes y padres. Muestra, en definitiva, el ambiente donde se genera esa mística que hace que sólo unos pocos elegidos, puedan avanzar en la carrera.
Veremos como todo este proceso de formar parte de la escuela, lleva a modificar pautas alimenticias, tener menos tiempo libre (y recordemos que son niños), dedicar más tiempo al estudio y a la vez, navegar en las aguas del sacrificio constante e incluso abandonar la escolaridad, en casos extremos.
Miljiker elige un tema muy movilizante. Pocas veces accedemos a este tipo de material.
Estos niños, frágiles y sonrientes, se enfrentan a un desafío de fortaleza física y mental casi extremo para alcanzar sus anhelos. Aquí tenemos un registro colorido, ameno y rico sobre niñez en contextos singulares, sin duda. "Un año de danza" es un documental que brilla, por la candidez de sus protagonistas principalmente.
Esos niños y niñas al pie de la barra, conmueven. Para curiosos y amantes de la danza, una interesante alternativa.