Un amor inseparable

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

Esta comedia romántica protagonizada por Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter y Ray Romano se basa en la historia real del actor de origen pakistaní, ligada a las complicadas situaciones de todo tipo que debe atravesar cuando se enamora de una chica norteamericana y blanca. Sin ser muy original, logra ser divertida y por momentos conmovedora.

Por algún motivo que no logro del todo explicarme las comedias románticas en el cine holywoodense han prácticamente desaparecido. Acaso la principal responsable sea la televisión, ya que allí sí hay una larga lista de series que pueden asimilarse bastante bien al modelo de la comedia romántica de las últimas décadas, con más elementos de drama (las llamadas dramedy) que de disparate hecho y derecho, como ciertas comedias clásicas que no necesitaban ser llamadas “románticas” para serlo. UN AMOR INSEPARABLE (THE BIG SICK en el original) no salvará al moribundo género pero sí, al menos, le inyecta una dosis de energía y originalidad que le estaba faltando.

Es una historia que, por la específica estructura de la trama, no podría hacerse como una serie, pero en el fondo –estética y formalmente– tranquilamente podría serlo. El protagonista, de hecho, es conocido por su personaje secundario en la comedia-comedia (de romántica, nada) SILICON VALLEY. En el filme, en cambio, Kumail Nanjiani no solo es el protagonista sino que es su propia historia la que cuenta, al punto que su personaje usa su nombre real en el filme. Si bien Nanjiani se interpreta a sí mismo, la que hace de su interés romántico en la película la encarna Zoe Kazan y se llama Emily, como la mujer real del comediante, que es también coguionista de la historia. Además, los padres de ambos son parte de la trama, aunque también interpretados por actores profesionales.

En la “ficción”, Kumail es un joven de origen pakistaní que se fue a vivir a los Estados Unidos a los 14 años con toda su familia. Sus padres y su hermano mayor son más tradicionales y solo desean que él sea un buen musulmán, que se case con una chica pakistaní (le van presentando candidatas, una tras otra, que aparecen en la casa de sus padres “casualmente”, en uno de los mejores gags recurrentes del filme) y que estudie abogacía o alguna otra carrera seria (doctor, ingeniero y abogado son las tres primeras del ranking). Pero el hombre no estaría cumpliendo con los mandatos familiares. Por un lado, porque su pasión es el stand up comedy y el teatro unipersonal, no el Derecho. Por otro, porque no reza y no le interesa mucho la religión. Pero lo más grave es que no solo no quiere saber nada con el sistema de “citas arregladas”, sino que conoció a una chica norteamericana y está saliendo con ella. Sus padres no lo saben, obviamente.

El romance de Kumail y Emily empieza con las típicas dudas pero luego de intentar evitarse varias veces imponiéndose reglas absurdas terminan asumiendo que algo entre ellos pasa. Ella parece feliz pero él sabe que será un serio problema con su familia. Finalmente cuando esa situación sale a la luz la pareja se quiebra, aunque la película recién empieza. Es que la historia que THE BIG SICK cuenta es, en realidad, otra y está relacionada con lo que pasa cuando, ya estando separados, Emily tiene una infección muy seria y hay que ponerla en coma para resolverla.

De hecho, el centro del filme casi que no pasa por la relación entre ambos sino por la que se da, forzosamente y atravesando varias (y muy graciosas) dificultades, entre Kumail y los padres de Emily, que encarnan maravillosamente Holly Hunter y Ray Romano. Es una relación que empieza mal (ellos saben que él rompió con su hija y hasta los detalles) y de a poco se va volviendo más amable, atravesando bizarras situaciones a las que el trío actoral les saca todo el jugo posible. Showalter (socio habitual como guionista, actor y productor de muchas de las comedias de David Wain para cine y TV, como WET HOT AMERICAN SUMMER y WE CAME TOGETHER) se las arregla para inyectar humor en medio de una situación que claramente da para el drama, ya que una buena parte del filme transcurre en salas de espera y consultorios de hospitales.

El otro segmento de UN AMOR INSEPARABLE, el que está ligado a Kumail, sus padres y su ascendencia pakistaní resulta un tanto más previsible y caricaturizado. Más allá de que muchas de las situaciones que vive Kumail con sus padres, contando sobre el escenario historias ligadas a su país o en relación a los problemas que tiene por su aspecto (en más de una situación lo agreden, putean y maltratan) terminen siendo efectivas, la lógica que envuelve a estas escenas son bastante más trilladas y vistas. Todo aquello que tiene que ver con la ruptura familiar que significaría para él sostener ese romance, si bien tengo muy claro que en la realidad sucede muy a menudo, está resuelto cinematográficamente de una manera algo anticuada y convencional.

La película de Showalter/Nanjiani/Apatow (productor por excelencia, tanto en cine como en TV, de este tipo de dramedys) no se aleja demasiado del modelo que hoy funciona en la televisión y en otras películas de la factoría del realizador de VIRGEN A LOS 40 pero la historia que narra –no solo por el hecho de ser verdadera– es divertida, humana y conmovedora. Sin intentar revolucionar el género, UN AMOR INSEPARABLE/THE BIG SICK consigue lo que todas las comedias románticas buscan: un grupo querible de personajes (Hunter se roba muchas escenas con su honesta e irritable “suegra”), entretenimiento y emoción. Y con un touch étnico al uso que la vuelve muy actual.