Último viaje a Las Vegas

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Sólo un poco de su talento

Cuatro amigos se vuelven a reunir tras 58 años. Sam (Kevin Kline), Archie (Morgan Freeman) y Paddy (Robert De Niro) son convocados por el millonario y soltero Billy (Michael Douglas) cuando este último les comunica que se va a casar y decide hacer un viaje con ellos a Las Vegas.

La fórmula parece estar demasiado a la vista: cuatro estrellas del cine que ya hayan cumplido unos cuantos años y califiquen de veteranos, metidos en una aventura que podría ser la última. De esta clase de films se han hecho muchos, algunos muy inspirados, otros muy aburridos y mecánicos. Algunos son films de acción, como Red, y algunos son comedias, como Último viaje a Las Vegas. ¿Se puede hacer una película de esta clase, que valga realmente la pena más allá de la idea? A juzgar por aquella obra maestra llamada Jinetes del espacio con Clint Eastwood, Tommy Lee Jones, James Garner y Donald Shuterland, sí se puede. Pero se necesita algo más que una idea ingeniosa o cuatro excelentes actores.
Acá sólo vemos un material muy mediocre, con situaciones muy trilladas, con elementos más destinados a crear una construcción estándar que a plantearse con verdadera convicción los posibles conflictos surgidos de la historia. Entonces cada tema, partiendo siempre de la avanzada edad de los protagonistas, se vuelve tan básico que da pena. El sexo, el amor, la pareja, los hijos, la muerte, todo apenas tratado con un discurso tranquilizador y sin matices.
Se podría decir que la película cumple con su objetivo mínimo y no busca más. Pero el film mencionado antes era una excelente comedia y una visión lúcida e impiadosa de los temas tratados. Y claro, como estaba hecha de corazón, tenía una banda de sonido acorde a sus protagonistas y una para vender artistas de otra generación.
Finalmente, y como cierre, hay que decir que los cinéfilos aun sabemos por qué Robert De Niro, Morgan Freeman, Kevin Kline y Michael Douglas son grandes, y que da un poco de tristeza que se conformen con tan poco, aun cuando nos regalen aquí un poco de su inmenso carisma y talento. Tanto los espectadores como ellos, estamos para más.