Último viaje a Las Vegas

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Mis amigos de siempre

La ciudad del juego se convierte una vez más en el escenario de una comedia que reúne a un grupo de amigos que añora tiempos pasados y enfrenta un presente con dificultades.

Último viaje a Las Vegas es la historia de siempre pero impulsada por cuatro grandes nombres del firmamento hollywoodense: Michael Douglas, Robert De Niro, Morgan Freeman y Kevin Kline. Ellos deciden olvidarse de su edad y reviven los mejores años cuando el soltero del grupo (Douglas) decide contraer matrimonio con una mujer mucho más joven que él en la ciudad del juego.

La película de Jon Turteltaub (El aprendiz de brujo) va a lo seguro y no se arriesga demasiado al entregar un producto del estilo de ¿Qué pasó ayer?, pero menos episódico y con más moralina, alimentado por personajes que están alrededor de los setenta y que arrastran sus propias tristezas. Paddy (De Niro) es el viudo que a último momento, y a regañadientes, se suma a la aventura; Archie (Freeman) es el anciano que se escapa de su hogar con la excusa de un retiro espiritual de la iglesia y preocupa a su hijo; Sam (Kline) busca la manera de alejarse de su mujer para reactivar su matrimonio y, finalmente, Billy (Douglas) que vive como el eterno galán.

Con guión de Dan Fogelman (Loco estúpido amor), el relato crece cuando entra en acción Mary Steenburgen, la amiga que enciende la pasión y los viejos "acuerdos" de un pasado que vuelve de manera diferente. Entre la búsqueda de un hotel donde hospedarse, dolores físicos, juegos, fiestas en una lujosa habitación y camas giratorias, el film acierta con algunos gags e impone además su mirada melancólica. Ni más ni menos.