Triángulo

Crítica de Fernando López - La Nación

El dinero, motor de la tragedia

Christian Petzold dirige con mano segura este film compacto e inquietante

Un inmigrante turco cuyo progreso económico se debe a la cadena de quioscos que explota a la vera de una ruta en el desfavorecido nordeste alemán; su esposa, una bella mujer de turbio pasado que no está con él por amor pero lo secunda en el negocio, y un impenetrable y atlético ex soldado que volvió a su tierra natal para el funeral de su madre y se encuentra de pronto sin un céntimo y forzado a trabajar como recolector de pepinos.

Basta que el azar los junte para que se insinúe el posible triángulo de trágico final que el cine ya ha expuesto otras veces. Pero Christian Petzold, experto en thrillers que expone con estilo parco y mirada clínica, no se limita a la relectura y reinterpretación de El cartero llama dos veces : bajo el turbio melodrama puesto en marcha más por el dinero que por la lujuria puede inferirse cierto comentario sobre la realidad social de una región de la ex República Democrática donde las huellas del pasado no sólo perduran en el nombre de alguna avenida.
Desesperanza

En los tres personajes hay soledad, vacío, desesperanza: todos están en los márgenes de una Alemania próspera que les resulta demasiado lejana. Petzold desliza esa visión por debajo del drama que ocupa el centro de la narración y en el que ha introducido sutiles variaciones. En primer lugar, porque trabaja con lenta minuciosidad en la descripción de los personajes, una operación que aplica durante todo el relato para ir suministrando la información poco a poco y asegurar una tensión creciente. Y además, por la carga perturbadora del ingenioso giro que impuso al final.

De la relación del matrimonio se tienen claras referencias mucho antes de que Ali reconozca amargamente: "Vivo en un país que no me quiere con una mujer que compré". Ya no es el bufón despreciable de otras versiones sino el personaje más complejo de este trío observado con distante objetividad: ninguno de los tres genera alguna empatía.

Ali es un ser primitivo y astuto que ha aprendido a desconfiar de todos y a mitigar sus secretas angustias con el alcohol. El desconocido que un día le tiende una mano se convierte en su chofer y vendrá a alterar la frágil rutina de la pareja: ha luchado en Afganistán, tuvo un final deshonroso en el ejército y un pasado delictivo que derivó en la ruina actual. La mujer, que ha encontrado en el turco una transitoria tabla de salvación, verá en el ex soldado otra vía de escape. Los une el deseo, pero mucho más el dinero: no es posible amar sin él, se oye decir.

El formidable trío de actores y la austera precisión del lenguaje de Petzold son puntales de este film compacto e inquietante que excede el melodrama e invita a otras lecturas.