Tres tipos duros

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin. Tres grandes nombres, tres actorazos que vienen desde hace décadas trabajando y cada uno tiene en Hollywood un lugar privilegiado que han sabido ganarse. Pero si hay algo que nadie puede vencer, es el paso del tiempo.
La película en cuestión, dirigida por Fisher Stevens, sucede toda en un día, un día largo y muy especial para cada uno de los tres protagonistas.
Al Pacino es Val, quien acaba de salir de la cárcel tras 28 años preso por un crimen del cual no fue del todo culpable, y es recogido por su gran amigo, Doc (Christopher Walken), quien tiene la tarea de asesinarlo ya que lo consideran culpable de la muerte del hijo de la cabeza del "negocio", y es por eso que intentará hacerle pasar unos buenos últimos momentos.
Entre los caprichos de Val está el sexo, la bebida, la comida y claro, los problemas, que pueden ir desde los propios de su edad hasta aquellos en los que decide meterse él y a sus amigos. Y es que entre sus planes, también está el revivir los viejos (¿y buenos?) tiempos, y para ello también tienen que contar con Hirsch (Arkin), que está internado en un asilo y lo liberan de allí, y es quizás el más interesante de los tres a nivel de construcción.
El film, una comedia de acción, comedia dramática, buddy movie, con varios gags (algunos más efectivos que otros), se va "enterneciendo" a medida que llega al final, para caer en una resolución edulcorada. Walken está correcto, tranquilo, en su personaje. Pero lo acompaña un Al Pacino ya casi ridículo y una banda sonora con temas "originales" de Bon Jovi. Arkin sobresale por el corazón que le pone a su papel y acompaña también una Julianna Margulies enfundada en el delantal de enfermera (¿les suena?).
Supongo que últimamente nos gusta sentir nostalgia y por eso se la pasan haciendo programas y películas que, o nos trasladan directamente a aquellas épocas, o pretenden homenajearlas, por ejemplo acá, con estos actores que ya supieron pasar sus mejores momentos. Quizás con un guión más parejo y menos trillado, se podría haber logrado un producto más redondo.